Las denuncias ciudadanas por robo de combustible en ductos de Pemex han disminuido un 50% en 2024, pero el mercado de combustibles ilícitos continúa en expansión. Entre enero y julio de este año, Pemex recibió solo 58 denuncias, comparadas con las 117 reportadas en el mismo periodo de 2023, de acuerdo con datos obtenidos por El Universal vía transparencia.
Pese a la caída en denuncias, el huachicoleo sigue siendo una amenaza significativa. Se estima que uno de cada tres litros de combustible en México proviene de fuentes ilícitas, incluidas tomas clandestinas y mezclas ilegales. A pesar de los esfuerzos por contener el robo de combustibles, las bandas criminales continúan aprovechando el huachicoleo como fuente de ingresos, en muchos casos con el apoyo de comunidades locales, según reconoció Pemex.
Complicidad y expansión del problema
Expertos señalan que la complicidad entre criminales y pobladores locales ha incrementado la dificultad para erradicar esta actividad. Fausto Carbajal Glass, consejero de Miranda Partners, destacó que el huachicol es parte de la diversificación económica del crimen organizado en México. «El huachicoleo es un negocio redituable, que involucra a diversos actores económicos y políticos», comentó.
Adrián Duhalt, analista del sector energético, afirmó que el robo de combustible no solo afecta las finanzas de Pemex, sino que también pone en peligro a las comunidades cercanas a los ductos. «El próximo gobierno deberá enfocar recursos y estrategias para enfrentar este problema y garantizar una mayor seguridad en torno a la infraestructura de Pemex», dijo.
Retos para el próximo gobierno
Con una deuda superior a los 100 mil millones de dólares, Pemex enfrenta un reto doble: combatir el huachicol y fortalecer su viabilidad financiera. Los expertos coinciden en que es urgente una estrategia integral que ataque el problema desde múltiples frentes y garantice la seguridad tanto de las comunidades afectadas como de la infraestructura petrolera.