Reynosa, Tamaulipas.— La reciente toma de posesión del reelecto Presidente Municipal Carlos Víctor Peña Ortiz, celebrada el 27 de septiembre, se presenta como una burla descarada hacia la sociedad reynosense y un desafío abierto al gobierno estatal y a la Auditoría Superior del Congreso del Estado. Este evento se llevó a cabo en la explanada del Museo del Ferrocarril, que ha estado “encantado” por más de tres años y aún presenta numerosas irregularidades. A pesar de la falta de apoyo oficial del Congreso del Estado y del Ejecutivo estatal, Peña Ortiz organizó un acto que solo contó con la aprobación del cabildo saliente y el entrante, además de un selecto grupo de aplaudidores que lo respaldan.
La familia Peña Ortiz, compuesta por el alcalde, su madre Maki Ortiz Domínguez y su padre Carlos Luis Peña Garza, se ha burlado de las advertencias de la Auditoría Superior del Congreso del Estado al colocar a sus prestanombres como regidores y secretarios, tratando de eludir las observaciones que documentan graves irregularidades en el manejo del presupuesto. Estas irregularidades son una bofetada para el gobierno de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador, quien, al enterarse de las “raterías” de los Peña, actuó con rapidez. En su última visita a Tamaulipas, tuvo que expulsar al alcalde del evento en Matamoros, dejando claro que no tolerará la impunidad.
ORDEN DE APREHENSIÓN PENDIENTE
Peña Ortiz no solo ignora las auditorías, sino que también tiene pendiente la ejecución de una orden de aprehensión relacionada con una denuncia de su primera campaña. El alcalde ha recurrido a amparos para eludir responsabilidades legales, un acto que podría constituir otro delito bajo la Ley de Amparo. Cada mentira que emite lo aleja de la justicia, que inevitablemente lo alcanzará, exigiéndole rendir cuentas por sus acciones.
CIENTOS DE MILLONES EN JUEGO
Al asumir nuevamente la titularidad del ayuntamiento, Peña Ortiz ignora las múltiples irregularidades que han llevado a una suma de cientos de millones de pesos en pérdidas. Su ejercicio administrativo está marcado por subejercicios, convenios cancelados y facturación falsa, mientras que los dictámenes de la Auditoría Superior del Estado (ASE) ya están en manos de los legisladores. Todo esto augura una tormentosa segunda gestión para este político inepto, cuyas malas decisiones y falta de transparencia continúan afectando a Reynosa.