Sonora, México. — Han pasado cinco años desde que la familia LeBarón-Langford vivió una de las peores tragedias en la historia reciente del país. Aquel 4 de noviembre de 2019, tres mujeres y seis niños fueron asesinados brutalmente en un camino rural entre los estados de Sonora y Chihuahua, en una emboscada que reveló las grietas en el sistema de seguridad mexicano y las alianzas de grupos criminales en el territorio. Aunque se han realizado detenciones, el caso continúa sin sentencias, y las familias de las víctimas, aún rotas por el dolor, exigen respuestas.
Un documental recién estrenado en ViX, LeBarón, Muerte en la Tierra Prometida, retoma este devastador episodio, explorando a fondo los testimonios de quienes sobrevivieron y de los familiares que, entre recuerdos y lágrimas, reviven los detalles de esa mañana fatal. La producción incluye imágenes inéditas y declaraciones que cuestionan la versión oficial de los hechos, lo cual ha despertado una nueva ola de indignación y demanda de justicia en la opinión pública.
Los hechos que marcaron a una familia y al país
El 4 de noviembre de 2019, tres camionetas partieron de la comunidad mormona de La Mora, en Sonora, con destino a Arizona y Chihuahua. Rhonita Miller iba acompañada de sus cuatro hijos para encontrarse con su esposo en Phoenix. Christina Langford Johnson y Dawna Ray Langford viajaban en otros dos vehículos para asistir a una boda en la Colonia LeBarón, Chihuahua. Eran familias que, pese a su conexión con ambos lados de la frontera, habían experimentado de primera mano la violencia y las amenazas de los grupos del crimen organizado que operan en la región.
La calma de la mañana se rompió abruptamente cuando el vehículo de Rhonita sufrió una avería. En una zona conocida por ser paso de traficantes, el incidente se convirtió rápidamente en tragedia. Alrededor de las 9:30 a.m., testigos observaron una columna de humo negro que se alzaba entre los matorrales. Lo que Kenneth Miller, suegro de Rhonita, encontró al llegar fue devastador: el vehículo en llamas y los cuerpos de su nuera y sus nietos, acribillados y calcinados.
“Esto es para el registro”, expresó Miller, con la voz quebrada mientras filmaba la escena, en un video que aún sigue causando escalofríos. “Rhonita y cuatro de mis nietos están quemados y acribillados en un camino cerca de La Mora.”
Los sobrevivientes y el clamor de justicia
En medio del caos, Devin Langford, hijo de Dawna, logró escapar y caminar casi 27 kilómetros hasta La Mora, donde alertó a los familiares. La valentía de este joven, quien recorrió el desierto bajo el sol abrasador, se convirtió en una de las pocas esperanzas en una jornada de horror. Devin contó que su hermano Cody había recibido un disparo en el rostro y que otros niños se escondían en los arbustos, heridos y aterrorizados.
Mientras los familiares organizaban una búsqueda, disparos resonaban en los alrededores, obligándolos a retroceder y cambiar de ruta. Sin embargo, Julián LeBarón, conocido activista y miembro de la familia, no dudó en continuar hacia el sitio del ataque, decidido a encontrar a los suyos. Esa tarde, en un acto de desesperación y amor, Julián halló a Faith, la bebé de Christina, que había sobrevivido amarrada en su portabebé junto al cuerpo sin vida de su madre.
“Era un bebé de 8 meses que lloró hasta quedar sin fuerzas”, recuerda Shalom Tucker, madre de Rhonita, quien rescató a la pequeña en estado de shock, deshidratada y sucia. La pequeña había estado allí, sola, durante ocho horas, en una muestra de resistencia ante el abandono y la violencia que no logró llevarla.
Un documental que cuestiona las versiones oficiales
LeBarón, Muerte en la Tierra Prometida no solo expone la tragedia personal, sino que desmenuza las múltiples inconsistencias en las versiones oficiales y los esfuerzos de las autoridades para cerrar el caso sin esclarecer lo sucedido. Según el documental, algunas hipótesis apuntan a una confusión entre carteles, mientras que otros relatos sugieren que la emboscada pudo haber sido premeditada.
En un país donde la violencia se ha vuelto un paisaje habitual, la masacre de los LeBarón-Langford es un recordatorio desgarrador de la crisis de seguridad que se ha intensificado en el norte. Desde aquel día, la familia ha enfrentado una lucha que trasciende fronteras, buscando que el caso no quede en la impunidad y que se establezca responsabilidad no solo en quienes ejecutaron el ataque, sino también en quienes permitieron que la inseguridad reinara en esos territorios.
A cinco años, los familiares siguen demandando justicia, pues, pese a la captura de supuestos autores materiales, el juicio aún no concluye. Ningún alto mando ha sido investigado, y el clima de violencia en la región continúa afectando a miles de ciudadanos.
La familia y la comunidad, en duelo constante
Para la familia LeBarón-Langford, la masacre no solo es un hecho doloroso, sino un recordatorio de la fragilidad de sus derechos como ciudadanos y de la falta de respuestas ante la criminalidad organizada. Julián LeBarón, que ha liderado la búsqueda de justicia, señala que el gobierno ha sido incapaz de garantizar la seguridad de las comunidades. “Nos han dejado solos, como si nuestra tragedia fuera solo una estadística más en un país que se desangra,” expresó en una reciente entrevista.
La falta de una resolución ha generado una herida profunda en la comunidad mormona de la región, que aún lidia con las secuelas del ataque y la constante amenaza de ser víctimas de nuevos actos de violencia. Los testimonios de los sobrevivientes y las imágenes inéditas del documental revelan un panorama de dolor y una lucha por la paz que, para muchos, parece inalcanzable.
Un símbolo de una crisis de seguridad sin fin
El caso de los LeBarón es uno de los episodios más representativos de la crisis de seguridad que ha marcado al México de los últimos años. Con miles de muertos y desaparecidos a lo largo del país, el reclamo de justicia de la familia ha puesto de relieve el abandono en que se encuentran las comunidades vulnerables, y la impunidad que sigue siendo el mayor triunfo de los grupos criminales.
A cinco años de la masacre, la serie documental ha avivado el clamor de justicia que la familia ha mantenido, una lucha que no solo pide respuestas, sino una condena a la indiferencia de las autoridades. Para los LeBarón y sus allegados, este es el único camino para honrar a sus seres queridos y tratar de encontrar paz en un país que aún no se la ofrece.