Ciudad de México.- En los últimos 10 meses, uno de los puntos focales del discurso gubernamental en Tamaulipas, en el marco de la Cuarta Transformación, ha sido la promesa de erradicar la corrupción y el nepotismo en las instituciones gubernamentales. No obstante, la Comisión Estatal de Energía en Tamaulipas parece haberse convertido en un ejemplo lamentable de cómo estos problemas persisten y se arraigan bajo el paraguas de la transformación gubernamental.
Américo Villarreal Santiago, hijo del gobernador Américo Villarreal Anaya, ha facilitado el ascenso de una pareja al control de la Comisión Estatal de Energía en Tamaulipas, dando paso a una serie de actos escandalosos que ponen de manifiesto la contradicción entre la transformación proclamada y el aumento desenfrenado de la corrupción.
Este caso podría describirse como un acto flagrante de nepotismo y conflicto de intereses, en el cual la pareja sentimental conformada por José Ramón Silva Arizabalo y Korina López Garza, no solo disfruta de sueldos mensuales que se acercan a los 200 mil pesos, obtenidos de los bolsillos de los tamaulipecos, sino también viola directamente la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, lo cual debería llevar a consecuencias legales significativas.
Paralelamente, se destapa una red de relaciones interpersonales entre los propietarios de la CETAM y la familia Villarreal Anaya, lo que plantea serias interrogantes sobre las verdaderas motivaciones detrás de estos nombramientos.
Empresarios ricos; sin llenadera y en nómina
Korina López Garza ostenta el cargo de Directora de Vinculación Interinstitucional de la Comisión Estatal de Energía en Tamaulipas, con un nivel de director 190, lo que se traduce en una remuneración sustancial además de su sueldo base. En su declaración de bienes del pasado mes de marzo, a pesar de haberse identificado como ingeniera ambiental egresada del Tec de Madero, omite mencionar detalles sobre su pareja sentimental.
No obstante, se revela la administración de una empresa que obtuvo contratos millonarios con Pemex. Al mismo tiempo, José Ramón Silva Arizabalo oculta información sobre su pareja y solo expone un currículum mediano, sin declarar sus múltiples empresas que operan en otros estados, con una estructura similar a la empresa que presuntamente administró su esposa como «directora de proyectos».
La empresa tampiqueña HALCÓN ENERGY GROUP, S.A. DE C.V., ha acumulado una cifra asombrosa de 18 millones de pesos en contratos para Pemex Exploración y Producción desde 2019 hasta la fecha, según la Plataforma Nacional de Transparencia, de la cual Korina López Garza se ostentó como directora de proyectos.
Este hecho en sí mismo plantea cuestionamientos profundos sobre la integridad y transparencia de los procesos de contratación en la industria energética, no solo en Tamaulipas, sino también en Yucatán, Campeche y otros estados. Además, se ha observado la utilización de recursos en viáticos de la Comisión de Energía en Tamaulipas para realizar giras que podrían calificarse como «negocios» personales, ocultos bajo la apariencia de convenios participativos en membrete.
De igual forma, el comisionado de energía, Silva Arizabalo, bajo opacidad omite en su declaración la propiedad de la empresa Rise Energy SAPI de CV, la cual opera desde el año 2016 en estados como Yucatán, San Luis Potosí y el gobierno federal a través de programas médicos y adquisición de equipo clínico. Lo más grave es que omite declarar sus empresas recientes, tanto nacionales como internacionales, como KIIN TECHNOLOGIES S.A. DE C.V. (Mérida), EXPLORACIÓN BIOESTRATIGRAFÍA APLICADA Y SERVICIOS PETROLEROS S.A. DE C.V., GLOBAL RAB, S. DE R.L. DE C.V., OIL WELL TEST FAST, S.A. DE C.V. y OIL ASSESSMENT EXPRESS, S.A. DE C.V. (Tampico)
Abusando del nepotismo
En un giro aún más desconcertante, se ha revelado que dentro del entramado de corrupción y prácticas ilegales y opacidad que caracterizan a este matrimonio en el poder, la dueña del CETAM, Korina López Garza, ha colocado en la nómina a su prima hermana Alondra Garza González, quien ostenta el título de Directora de Promoción y Prensa con un salario mensual de 30 mil pesos. Este acto solo subraya aún más la falta descarada de ética y transparencia que prevalece en la Comisión Estatal de Energía de Tamaulipas.
El compromiso auténtico que Américo Villarreal Anaya prometía, el cual pretendía erradicar la corrupción y el nepotismo arraigados en las instituciones gubernamentales, parece haber tropezado en uno de sus propios fundamentos.
El caso de la Comisión Estatal de Energía de Tamaulipas ilustra de manera elocuente cómo, a pesar de las promesas de cambio, los vicios del pasado persisten y prosperan en formas aún más insidiosas. La convocatoria a la justicia y a una rendición de cuentas inquebrantable resuena con mayor fuerza que nunca, ya que la sociedad merece una transformación genuina, y no una simple fachada de cambio.