Encontrar trabajo a una edad avanzada es muy difícil. Debido a ello las tiendas de autoservicio les brindaban la oportunidad de ganarse el pan como empacadores.
Pero el Covid19 les arrancó ese ingreso.
Ella es Esthelita… antes trabajaba de paqueterita en GRAN D estación, pero por las medidas para prevenir el Coronavirus ya no puede ganarse la vida ahí.
Ahora vende nopalitos y frituras afuera de la farmacia del 27 Iturbide…en #CdVictoria
Si pasan por ahí comprenle algo. pic.twitter.com/86cRtEpOIW— Antonio De La Cruz (@tonypresss) April 4, 2020
A falta de circulante y recursos que llevar a casa para comer, un sinfín de adultos mayores se lanzaron a las calles en medio de una pandemia que ya ha dejado 35 mil muertos en el país, ofertando de todo para subsistir; algunos, sin respaldo de ningún programa social, han llegado, incluso, a buscar comida entre la basura.
Desde que la crisis de salud colapsó mercados en México, el circulante disminuyó cortando la derrama económica, y por consecuencia, los adultos mayores desprotegidos se lanzan a cruceros a ofrecer artículos y comida, incluso, casa por casa ofreciendo golosinas.
En un recorrido realizado por Cambio.Press se han detectado a personas de hasta 80 años de edad caminando bajo días de calor extremo, arriesgando su integridad física para buscar recursos para llevar de comer a sus hogares.
Este escenario descubre una serie de recovecos en las reglas de operación de los programas sociales como el de pensión a Adultos Mayores del Gobierno Federal, así como los que emprenden a nivel local desde los DIF estatales y municipales.
Pese a que existe un sinnúmero de organizaciones políticas en las que la sociedad, podría respaldarse, estos no interceden ante la institución para neutralizar estas problemáticas que afectan principalmente a los adultos mayores en situación de pobreza extrema
De acuerdo al padrón del Gobierno Federal, han entregado apoyos a más de 7.5 millones de adultos mayores en un universo de alrededor de 14 millones de personas con edades por encima de los 65 años; de estos, 1.5 millones viven solas, no cuentan con ningún tipo de respaldo, y que pese a esa edad, tratan de subsistir por sí solos.
La mayoría de ellos; un 47 por ciento, vive en hogares conformados por un solo núcleo familiar; una pareja, sin hijos, o en soltería; casi cuatro de cada 10 residen en hogares ampliados con un solo núcleo, y conforman hogares unipersonales; viven solos.
Las reformas estructurales hacia las políticas ambientales, han suprimido empleos en las tiendas de autoservicio como empacadores, contribuyendo este efecto a disminuir cada vez más, los ingresos percápita de este sector en la población.
De acuerdo a la Secretaría de Salud, ellos son los más vulnerables en un contagio de COVID-19.
Aunque para algunos otros ancianos la pandemia no es su mayor preocupación, el que las instituciones de salud se hayan rebasado los deja sin posibilidades de acceder a atención en caso de males crónicos derivados de su misma condición de pobreza.