La visita de Kamala Harris motivó que llegara un contingente de avanzada encabezado por David Cohen, director de la CIA.
El funcionario de inteligencia norteamericano llegó a coordinar la logística y la seguridad durante la estancia de la Vicepresidenta estadounidense en suelo mexicano.
Sin embargo no fue el único tema en la agenda.
Hace casi dos semanas, el Presidente Andrés Manuel López Obrador de manera extraoficial ordenó un operativo para detener al Gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. En él se encontrarían involucrados efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional, pero se iban a enfrentar a la resistencia de las instituciones del Estado fronterizo, quienes también habrían desplegados efectivos policiacos alrededor de la Casa Tamaulipas, residencia oficial del Gobernador en Ciudad Victoria.
De acuerdo al periodista Ramón Garza, el enfrentamiento era inminente, pero fue frenado por la intervención de funcionarios norteamericanos, quienes no tolerarían este tipo de situaciones tan cerca de su territorio. Sedena reviró y desistió participar en el operativo, mismo que fue desactivado con un amparo provisional otorgado al aún Gobernador Cabeza de Vaca.
Pero la situación no terminó ahí. Fuentes al interior de la Secretaría de Relaciones Exteriores revelan que Marcelo Ebrard acusó recibo de la posición del Gobierno de Joe Biden. Para Washington las acciones contra Cabeza de Vaca son por motivos políticos y no van a tolerar prácticas antidemocráticas. Los norteamericanos fueron claros, están del lado de Tamaulipas, territorio que puede ser autosuficiente ya que cuenta con potencial eólico, gran producción agrícola, salida al mar y una frontera extensa con Estados Unidos.
Jiribilla
A Estados Unidos ya le preocupó el patio trasero. Joe Biden tiene una clara influencia de los Clinton. México, siendo un país con cabeza norteamericana y pies centroamericanos, es proclive a una balcanización como aquella que ocurrió en los años 90s.
