“Hay que entrar con la de ellos para salirnos con la nuestra”, Ibarra citando a San Ignacio de Loyola
El conjunto de palabras es simple, pero el trasfondo es lo que importa, con ellas, Epigmenio Ibarra ha dado forma y fondo al discurso del ejecutivo y no solo eso, también ha creado el camino por el que este ha andado. “Si las novelas sirven para idiotizar, entonces hagamos novelas para cambiar conductas”.

Ibarra Almada sabe apagar discursos y también encenderlos porque conoce la esencia de la comunicación, porque es lo que ha venido haciendo desde un tiempo atrás, por lo menos el suficiente para captar y cooptar las emociones colectivas, si es que es periodista, si es que fue corresponsal de guerra y si es que en realidad le han pasado balas por todos lados como él mismo lo comentó en sus redes sociales.

Esto último me ha traído a la mente un caso cruento de la historia criminal, un homicida en serie que, en afán de justificar sus crímenes como asesinar mujeres y luego practicar la necrofagia con los cuerpos, dijo que padecía una especie de síndrome de estrés postraumático debido a experiencias en la guerra, a psicólogos y psiquiatras les narró que en los campos de batalla vio miles de muertos como nadie y tuvo que asesinar a dos mujeres que lo atacaron, que les arrancó la cabeza y las colocó en unas estacas a modo de elección para cualquiera que le quisiera tocar las bolas.

«Los testimonios de este personaje de nombre Arthur Shawcross acusado, confeso y condenado por 14 muertes, fueron comprobados, obviamente, como podía hacerse debido a los registros que el ejército norteamericano guardaba de sus actividades en la guerra de Vietnam. Resulta que no fue más que el responsable de repartir los uniformes, jamás estuvo en el campo de batalla y con ello se descartó beneficiarlo si se consideraran los supuestos daños por lo que él refería».

Pocos o ningún registro se pueden obtener de las supuestas actividades que menciona en su historial, Ibarra es un narcisista neurótico, que raya en lo patológico por su necesidad de atención tan exacerbada, que se engrandece a través de sus personajes, la proyección de sí mismo, haciéndose héroe, villano, invencible y poderoso, pero, sobre todo, un irresistible ante las mujeres que pueden dominarlo y que pretende con ello llenar el vacío de lo poco agraciado que siempre ha sido.

Su lenguaje corporal revela a un hombre temeroso de castración, siempre con las piernas cruzadas, y las manos cubriendo su miembro si se encuentra de pie, y no refiere solo temor sino un comportamiento negativo, de desacuerdo, intransigente y de estar siempre a la defensiva. Dicho sea de paso, tiene un gusto por las mujeres que se imponen, su joven esposa, ex senadora por la vía plurinominal, persona con poder y además, su socia en la empresa productora Argos así como las mujeres que actúan en sus obras no tiene nada qué ver con el empoderamiento de las Aparicio o la poderosa narcotraficante Mónica Robles, a Ibarra le gusta la dominancia, el sadismo, el exhibicionismo y el voyerismo.

Epigmenio Ibarra se siente un estratega en toda la extensión de la palabra y hasta ahora parece haberlo demostrado, él es el experto en todo, toda ‘mentira’ que percibe de los enemigos, busca los medios y las formas para exhibirlo, no así con las que emanan de su grupo de poder, porque en su círculo, todo se excusa, él mismo lo justifica y lo adorna para que se escuche incluso romántico y es que como escribe Fromm “a diferencia del simple castigo, en que el crimen se expía castigando al criminal o a aquellos a quienes él pertenece, en el caso de la venganza de la sangre el castigo del agresor no pone fin a la serie. La muerte punitiva representa una nueva muerte que a su vez obliga a los miembros del grupo castigado a castigar al castigador, y así ad infinitum”. No solo ha sido la justificación del propio Epigmenio sino del ejecutivo, todas las acciones provenientes de su grupo por más aberrantes que sean, tienen una razón de ser, esta especie de cofradía se cuida y respalda.

«El productor de Argos habla constantemente de la guerra, la promueve desde todos los ámbitos y preocupa porque en diversas ocasiones ha referido que es así como se modifica la conducta. En el papel de mensajero exige ser escuchado sin escuchar la réplica ni tampoco quiere juicios porque él ya anduvo en demasiadas guerras y sabe todo de estrategias militares».

Si algo hay de perverso en el comportamiento del ‘periodista’ es que sabe manejar la comunicación magistralmente, y es por ello que preocupa su concepto de cambio y revolución ya que insiste en arrancar todo de raíz. Cuando este individuo habla de que Andrés le solicitó un documental para comunicarle a las personas quién es, falsea, la idea proviene de sí mismo, critica el papel de los medios al enaltecer la figura de Enrique Peña Nieto porque dice “les vendieron un producto” sin embargo cree a pie juntillas que “su producto” es decir, Andrés Manuel, es auténtico y es el único a quien debe creerse porque es una creación de Ibarra, sembró en el colectivo la idea de que el ahora ejecutivo no es un mandatario sino un ídolo, con ello no quiero decir que este manipula a López, sino que han unido su talento de maldad para llevar al país al vacío en que se encuentra.

Si en entrevista con RT dijo claramente que las novelas idiotizan y cambian la conducta, ¿qué podemos entender cuando nos presenta series como el señor de los cielos o capadocia en las que está destacada la conducta antisocial, es prácticamente una versión moderna de la novela Justina del Marqués de Sade?

Y tan seguro está de lo que proyecta que, sobre las críticas a su documental señala, “no se dan cuenta el objetivo que tiene esto y que va más lejos de sus pobres opiniones”.

Tanto sus palabras como sus creaciones, llevan implícita la destrucción como medida necesaria para reformar una realidad que, según sus propias visiones, no debería ser así.

Voyerista a la vista.

La proyección de sus programas, series, películas novelas, han impactado, según dice, la realidad del mexicano y el mundo y es correcto, la impresionante habilidad de los comunicadores suele influir en la percepción, sobre todo para aquellas clases poco instruidas incapaces de distinguir la realidad de lo que ven en la pantalla. Sus producciones, con alto contenido sexual, no resulta de la demanda del consumidor sino una proyección de sus propias fantasías, es un individuo al que le gusta observar y obtener satisfacción de ellos, un voyerista sublimado que en lugar de perseguir escenarios eróticos los proyecta para sí en un elegante papel de productor y sus perversiones no tienen un límite.

El manual de psicopatología de Mc Graw Hill, refiere que este trastorno sexual del voyerismo aparece de forma predominante en los varones, mayoritariamente heterosexuales, una versión que justifica esta aseveración es de Farré, quien comenta que existen diferencias interhemisféricas entre hombres y mujeres que predisponen al hombre a depender más de la vista para la excitación sexual. Por su parte para el DSM es necesario distinguir el voyerismo de la actividad sexual normal ya que la excitación va precedida de observar la desnudez del otro que sabe que está siendo observado resultando en el preludio de una actividad sexual posterior. Este tipo de sujetos no siempre tienen rasgos patológicos de preocupación, lo más relevante es que suelen ser jóvenes tímidos durante la adolescencia y muestran dificultades para establecer relaciones heterosexuales.

En algunos manuales de perfilación criminal, señalan al voyerista (también conocido como escoptofilia) con las siguientes características gustan de observar ocultamente a las personas (generalmente desconocidas), cuando están desnudas, desnudándose o en plena actividad sexual. El acto de mirar busca una gratificación sexual y no una relación sexual con el observado, que se complementa con la masturbación durante o después de la observación. El trastorno aparece en edad temprana (generalmente antes de los 15 años) y tiende a cronificarse. Generalmente son solteros. Poco evolucionados socio-sexualmente (con dificultades para entablar y mantener relaciones). Tímidos con las mujeres, suelen tener sentimiento de inferioridad ante ellas. En la actualidad, refiere el manual, para estas personas el avance tecnológico les ha dotado de poderosas armas como cámaras fotográficas con objetivos de largo alcance, microcámaras de vídeo que pueden ocultarse con facilidad propiciando con ello la posibilidad de registrar la actividad observada en soporte gráfico para su posterior disfrute. Los manuales marcan una diferencia entre la contemplación de pornografía y el voyerismo, con ello no quiero decir que todos los productores de televisión lo sean, para algunos sublimados puede convertirse en terapéutico.

La timidez de la que hablan estos manuales, suele coincidir con lo antes descrito.

Ahora bien, ¿qué tanto es la pantalla de Argos el reflejo de la personalidad de Ibarra en la realidad? Muchas cosas están ocultas de este personaje como casi todo lo cercano al ejecutivo, en recientes fechas Carlos Alazraki retó al productor a no meterlo en sus polémicas porque se conocían bien y Carlos había callado, hasta ahora, la realidad de Epigmenio. Con ello, me viene a la mente una noticia que como todo lo relacionado a este sujeto, suele ventilarse poco y si ocurre, su diatriba la difumina sino por voz propia, por la de su socio de travesía Andrés Manuel, en el enlace siguiente https://noticiasguerrero.com/viral/el-avion-calcinado-fue-parte-de-la-serie-de-el-senor-de-los-cielos/ da muestra de una de las muchas situaciones irregulares en las que este personaje de desenvuelta sexualidad le rodean. Esta noticia refiere que una de las aeronaves que aparecieron en la producción de Ibarra Almada, resultó ser la misma que se incendió con droga en medio de una carretera en el estado de Quintana Roo.

Señalado lo anterior, es menester ir más allá de lo que produce puesto que, insisto, él tiene bien definido el objetivo, lo reitera en diversas entrevistas, cambiar las conductas a través de contenidos que atraviesen fronteras.

El aprendizaje social

Los métodos para inducir conductas a través del entretenimiento no es una técnica nueva, de hecho, los programas de estudio están fundamentados en sublimar lo que puede no ser socialmente aceptado o que causan malestar clínico al individuo, por ejemplo, la parafilia del exhibicionismo o el trastorno histriónico de la personalidad, lo que ayudaría a canalizar aspectos más llamativos como la necesidad de atención. El arte de transmitir una idea a través de imágenes o diálogos es la esencia de lo que el productor llama, cambiar conductas y concepción de la realidad. Sus programas incluyen no solo un alto contenido erótico sino la transgresión constante de las normas sociales, ridiculiza siempre la figura de la autoridad y por supuesto la sobaja al capricho del personaje principal Aurelio Casillas, que es una proyección propia y que manifiesta un poder prácticamente infinito para hacer y deshacer a su antojo.

“En la guerra hemos podido comprobar cuán tenue es la capa de civilización que recubre al hombre primitivo, cuán grande es la crueldad humana, cómo se desahoga en cuanto se presenta la menor ocasión” (Stekel, 1954, p. 826).

En algunos otros productos, destaca el papel de los indígenas como “luchadores sociales” que al igual que el narcotraficante, viola las leyes porque simplemente no le gusta cómo se gobierna y así se justifica, además de ello, fortalece la figura del varón convirtiéndolo en el símbolo sexual irresistible para ellas, insistiendo en llenar el vacío de gracia que en su descarriada vida le ha acompañado, los complejos de Epigmenio Ibarra son mostrados en las pantallas de los consumidores como un derecho a estar encima de los demás como si quienes son favorecidos en sus rasgos físicos, debieran agradecer por su existencia o si sus “derechos” a disfrutar de las mujeres que quieran les justificara la manipulación, tomarlas a la fuerza o seducirlas sin importar contextos.

“Es a causa de que somos humanos y de que vivimos en la sombría perspectiva de la muerte, que conocemos la violencia exasperada, la violencia desesperada del erotismo”. (Bataille, 1970, p. 22)

Para el conductismo moderno, el ser humano como dueño de su propio albedrío, puede estar expuesto a cientos de mecanismos de aprendizaje, pasando por las investigaciones de Watson, Skinner, Vygotsky, Ausubel y Bandura, se ha comprobado que el constructo del que formamos parte como miembros de una sociedad nos envuelve en entornos de los que nos vemos contaminados de una u otra forma, Uno de los nombres que más resonaron en los últimos años fue precisamente el Albert Bandura con la Teoría del Aprendizaje Social (TAS) en donde destaca que los conductistas de antaño subestimaron la dimensión social del comportamiento reduciéndola a un esquema según el cual una persona influye sobre otra y hace que se desencadenen mecanismos de asociación en la segunda. Ese proceso no es interacción, sino más bien un envío de paquetes de información de un organismo a otro. Por eso, la Teoría del Aprendizaje Social propuesta por este incluye el factor conductual y el factor cognitivo, dos componentes sin los cuales no pueden entenderse las relaciones sociales. Admite que cuando aprendemos estamos ligados a ciertos procesos de condicionamiento y refuerzo positivo o negativo. Del este modo, reconoce que no puede entenderse nuestro comportamiento si no tomamos en consideración los aspectos de nuestro entorno que nos están influyendo a modo de presiones externas.

Este autor nos recuerda, hay que tener en cuenta la otra cara de la moneda de la TAS: el factor cognitivo. El aprendiz no es un sujeto pasivo que asiste desapasionadamente a la ceremonia de su aprendizaje, sino que participa activamente en el proceso e incluso espera cosas de esta etapa de formación: tiene expectativas. Es por ello que la promoción y la difusión masiva tiene influencia desde el primer momento en el espectador.

La violencia no puede, no debe reproducirse, pero sale de la pantalla

Otros estudios que sin duda complementan y refuerzan los postulados de Bandura son los de Neil Postman de quien ya he abordado algunos puntos, destacando la influencia de los contenidos televisivos que fomentan la violencia y que sólo preocupa cuando esta ha salido de la pantalla. “En cada herramienta hay inscrita una tendencia ideológica, una predisposición a construir el mundo de una manera y no de otra, a valorar una cosa más que otra, a desarrollar un sentido o una habilidad o una actitud más que otros (Postman, 1996: 26)”. Para este autor, los efectos de la tecnología en la cultura no se explican simplemente añadiéndole a ésta la herramienta de la televisión ya que trae un efecto semejante al que tiene el agua cuando se le añade una gota de tinta roja. El resultado es una nueva coloración en todas las moléculas de agua. De la misma forma, Cultura + Televisión conlleva a una transformación completa de la cultura. La tecnología, y en este caso la televisión, no es simplemente una herramienta más de comunicación. Dice: “Así es como funciona la tecnología de los medios de comunicación. Una nueva tecnología no añade ni quita nada. Lo cambia todo”.

Es aquí donde radica el peligro de los contenidos y la nueva cultura que generan en el estilo de crianza, máxime cuando en la actualidad, lo pequeños son estacionados frente a la televisión o los aparatos electrónicos. Cambió el niño victoriano por el niño sinvergüenza, según el postulado Postman. En la actualidad los cerebros en formación discuten con sus progenitores al punto de que llegan a la agresión física; duermen hasta tarde por las noches, la mayoría de las ocasiones conectados a internet o jugando; se masturban sin vergüenza dentro del salón de clases, en presencia de la maestra, etc. Son niños sin-vergüenzas… como si los diques que contenían sus impulsos estuviesen colapsando. Neil Postman, también señala que un niño sinvergüenza es alguien que no ha construido relaciones de autoridad con adultos. Entonces desde este punto de vista, es claro que la mayor parte del problema no está en los niños. El sociólogo refuerza la teoría “Los adultos de hoy hemos construido una sociedad en la cual hay un mandamiento irrefutable para alcanzar la felicidad: Gocen todo lo que puedan, con quien quieran, en el lugar que quieran, a la hora que quieran y como quieran”. En otras palabras: ¡Gocen sin límites!, en un intento decidido por eliminar todo tabú o lo que en la actualidad podemos denominar control social puesto que este provenía del Estado, pero con sorpresa descubrimos que es justamente el Estado quien busca eliminar los límites incluso modificando las leyes y rompiendo el orden natural del desarrollo humano.

Conclusiones

Epigmenio Ibarra Almada es un personaje de la vida pública que ha afectado tanto por la forma de comunicar como por el poder de difusión con sus empresas y el mismo poder que le otorga el ejecutivo con el cual lleva una relación más que estrecha, puede el primero, ser el psicópata detrás del antisocial que habita palacio, su predisposición a la destrucción ha dado muestras de que debemos preocuparnos, es un sujeto con nula tolerancia a la frustración sobre todo de índole sexual lo que lo hace más peligroso, para el dueño de Argos Televisión la dicotomía sexo muerte es inseparable. Todo lo que solo disfruta a través de su cámara, lo que le genera resentimientos lo cobra a cualquiera que le cuestione. Parece haber nacido con un sentimiento de inferioridad muy marcado, esto último es difícil averiguarlo, insisto, por la poca transparencia que hay de su información. Sin embargo, los rasgos que denota son preocupantes para la vida social del país y para los propios medios de comunicación, no es lo que el público pide, es la proyección de las pulsiones en su inconsciente, vida y muerte, amor y odio, destruir para construir es el pretexto. Los lazos que crea Ibarra Almada con sus cercanos son mero utilitarismo, tal como puede describirse a un psicópata, no tiene interés por nadie, es solo lo que puede obtener de los demás, Verónica no es esposa, ni amante, es una complementaria que se une a él en todos sus deseos. Su diferencia con López es justamente esta, porque el macuspano sí necesita los lazos afectivos, la protección y el solape de las mujeres, el consentimiento en sus descarríos, el aplauso y aprobación de las figuras que ha elegido como protectoras.