Al ser cuestionada sobre la reapertura escolar en México a partir del 30 de agosto, Carissa F. Etienne, directora de la OPS, aclaró que aunque las reapertura escolar es una prioridad de los gobiernos, de los padres de familia y un beneficio para los niños, la región sigue siendo el epicentro de una pandemia mundial severa, con más de 2 millones de muertos y más de 82 millones de contagios registrados desde el inicio de la emergencia sanitaria.
“Lo que no queremos, de ninguna manera, es que las escuelas se transformen en un catalizador de más transmisión comunitaria. Las escuelas tienen que seguir siendo ambientes saludables para vivir, aprender y trabajar”, dijo, tras referir que en la reapertura escolar se debe de considerar una serie de medidas de distanciamiento social.
Es preciso, abundó, que las autoridades federales y locales efectúen una vigilancia constante, hagan los ajustes de seguridad con base a la situación epidemiológica de cada entidad, comunidad, estado. Asimismo hizo un llamado a considerar la capacidad de respuesta de cada localidad.
“La OPS recomienda que la reapertura escolar se haga por fases, que tengan en cuenta la consideración de la situación epidemiológica local que puede cambiar rápidamente; por lo tanto, la vigilancia será clave para asegurar que la reapertura se haga con seguridad y que los ambientes de aprendizaje sigan siendo seguros.
“Antes de reabrir, los países deben de asegurarse de que las escuelas mantengan la prevención social, la distancia (entre alumnos), uso de mascarillas, que tengan seguridad en el transporte, desde y hacia las escuelas”, refirió.
La OPS, dijo, ha desarrollado guías para una reapertura escolar segura con los Estados miembros. “En última instancia, la manera más segura de reabrir las escuelas y colegios descansa en la capacidad de los países para suprimir la transmisión a través de la vacunación y aplicando las medias de seguridad pública”, comentó.
“Ésta es la única manera en la que plenamente podemos proteger a los niños, a los maestros, a los padres de familia y a las comunidades”, aseveró Etienne.
La directora de la OPS reconoció que las escuelas son esenciales para la salud, la seguridad y el bienestar de niños y adolescentes, “la educación es clave para reducir la pobreza, promover la igualdad de género y salvaguardar el desarrollo sostenible”, aseguró.
Con el cierre escolar, detalló, los niños enfrentaron mayor violencia, situaciones de hambre y desarrollaron problemas de salud mental. “Cuanto más pronto podamos regresar a la educación presencial, mejor será”, aseveró, tras subrayar que los menores y adolescentes en América Latina y el Caribe han recibido el impacto más grave por los cierres escolares masivos, comparado con otras regiones del mundo.
Se contempla que más mil millones de menores de edad han enfrentado todo tipo de riesgos en la región, desde violencia, deserción, trabajo forzado, hambre. Sin embargo, reiteró, la región sigue siendo el epicentro de la pandemia, de los contagios y de las muertes
“Tenemos transmisión comunitaria en casi todos los países. Es obligación de las autoridades locales y federales garantizar que controlarán cualquier brote epidemiológico. Lo que no queremos, de ninguna manera, es que las escuelas se transformen en un catalizador de más transmisión comunitaria”, subrayó.