Américo; camino a la parasitosis social

El primer evento del precandidato por la gubernatura, Doctor, Américo Villarreal Anaya, no solo signó la deformación del esquema ordinario de las campañas políticas; evidenció el grave vicio en está cayendo también Tamaulipas desde una anomalía en la democracia que solo se replica en países con régimen populista.
Fue extraño ver que ya no se repartieron las despensas, creadas en el priiato desde el origen de los tiempos de la política moderna en México.
La gente de Villarreal Anaya repartió vales de gasolina por mil pesos para todos esos autos ‘onapafos’ que se vieron fuera del evento, y en general.
Aunque se podría argumentar desde los vales algún tipo de principio relacionado con la venta del huachicol –porque el Doctor era casi íntimo de Sergio Carmona Angulo, rey del huachicól; vaya, se lo llevó personalmente al Presidente Andrés Manule López Obrador al Palacio de Nacional-, vamos a dejar ese tema por otro lado.
El denominador común es lo que proyecta la falta de despensas. No las hubo.
La sociedad se está haciendo adicta a los programas sociales; dinero que el Presidente ha repartido de manera inconmensurable, y si esto sigue aquí, la democracia y el desarrollo del país quedará siempre en manos de las masas sociales más improductivas, y de escaso raciocinio e intelectualidad.
Ya no quieren saber de propuestas en pro del desarrollo de la nación; quieren dinero del gobierno, y ese dinero no sale de la bolsa del Presidente, mucho menos del candidato, Américo Villarreal.
El dinero no es producto del petróleo, no es producto de la CFE, no es producto del Estado mexicano; es producto de gente que trabaja todos los días y que cumple cabalmente con sus impuestos.
De cada 100 pesos, 62 pesos fueron creados, generados, puestos en circulación desde actividades empresariales.
La gravedad de la situación es que ese dinero alguien lo trabaja, alguien lo produce, y si le regalas dinero a la sociedad, se acostumbrará a ello, y peleará por el, y quienes lo producen, se convertirán en rehenes, esclavos, huéspedes de una parasitosis social que nunca se llenará del dinero gratis.
Las malas decisiones no serán tomadas en cuenta si el que reparte los dineros lo dicta.
Y tan grave es el problema que ya está repercutiendo en las comunidades desde la falta de obra pública.
Al inicio del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se dio arranque a programas sociales en los que se inscribió al programa de Jóvenes Construyendo el Futuro a alrededor de 2 mil 219, con apoyos mínimos mensuales que van desde los 4 mil hasta los 35 mil.
En este programa, de enero a octubre, la IV Transformación entregó 274 millones 001 mil 138 pesos. También entregaron otros 9 millones, 427 mil 200 pesos en Jóvenes Escribiendo el Futuro.
La lista de empadronados no tiene ningún tipo de filtro que condicione su entrega a personas en extrema pobreza, que muchos de ellos no cuentan, o están registrados en los apoyos sociales del Gobierno federal, por consiguiente, hay empleados del gobierno, maestros, todo tipo de activistas políticos en pro de Movimiento de Regeneración Nacional, afiliados a estos programas.
En contra parte, desde que arrancó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la Capital ha sido objeto de desatenciones y olvido; se tienen inversiones del orden federal en los año 2019 y 2020 por 42 millones. Anteriormente, cuando era Alcalde, Oscar Almaraz Smer, Victoria alcanzó inversión federal por más de 1700 millones de pesos.
Faltaron esos más de 280 millones de pesos que entregaron a través de Jóvenes Construyendo el Futuro, y Jóvenes Escribiendo el Futuro en obra pública en nuestras calles y avenidas, que lucen hoy, sumamente deterioradas. Nos cambiaron obra, por dinero regalado, dinero que alguien que madrugó, produjo trabajando.