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En Tercera Persona / Huachicol, droga y política: la columna armada que dominó una región

La podredumbre de una década comienza a emerger

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Agentes de la fiscalía estatal lo detectaron, a través de las cámaras, moviéndose por las calles de Ciudad Victoria. Lo acompañaban la exdiputada panista Nohemí Estrella y el actual presidente del ayuntamiento de Hidalgo.

Intentaron detenerlo. Pero Octavio Leal Moncada, líder de la Columna Armada Pedro J. Méndez (que hoy se ostenta como “columna cívica”), le aventó el carro a los agentes e incluso arrolló la moto en que viajaba uno de estos.

Huyó Moncada hacia una zona de brechas, se internó en el municipio que es su centro de poder desde hace más de una década, y al que ni siquiera la Guardia Nacional se atreve a entrar: Hidalgo, y luego se internó en Nuevo León hasta el viernes pasado.

El surgimiento de la Columna Armada Pedro J. Méndez fue noticia en 2010, cuando Leal Moncada, apodado El Tarzán, organizó a un supuesto grupo de autodefensas que pretendían detener los excesos cometidos por los Zetas.

Era un secreto a voces que la columna era financiada por el Cártel del Golfo; de hecho, Moncada había pasado un tiempo en prisión acusado de delitos contra la salud: lo habían agarrado con 200 kilos de marihuana y varias armas de alto poder.

En poco tiempo la Columna Armada extendió su control, además del ya mencionado Hidalgo, en varios municipios situados al norte de Victoria: Güémez, Villagrán, Mainero, San Carlos y San Nicolás.

A través de sucesivos pactos con el poder político (detentado entonces por el PRI), Leal Moncada y sus colaboradores más cercanos —Eloy Flores, El Charro, y Cesáreo Leal Perales, El Alacrán— se adueñaron por completo de la vida de estos municipios, imponiendo como ley las extorsiones, el robo de ganado, así como el despojo de ranchos y otras propiedades.
Al paso de los años, gracias a su alianza con el Cártel del Golfo, habilitada para levantar en poco tiempo una fuerza integrada por varios cientos de hombres armados, la Columna encontró su primera mina de oro en el “derecho de piso” cobrado a las organizaciones criminales que cruzaban, con drogas o migrantes, por la zona bajo su dominio: una serie de campos que conducen a la Frontera Chica y conectan por diversas rutas con el vecino estado de Nuevo León, y con uno de los principales centros de acopio y distribución de droga del norte de la República: Monterrey.

El segundo gran negocio de la Columna, según reportes de seguridad consultados, se halla en los ductos de Pemex y en las tomas clandestinas de extracción de hidrocarburos que corren a lo largo de esos seis municipios.

A principios del año pasado, un periodista que se hincó ante el presidente López Obrador denunció que más de 100 habitantes habían sido aislados por la Columna, prácticamente privados de la libertad, en la zona de Buenavista. El periodista denunció que ni siquiera las fuerzas federales podían aproximarse al lugar y reveló que los supuestos autodefensas les habían quitado sus insignias a miembros de la Guardia Nacional.

Denunció a la diputada Nohemí Estrella como líder de la organización y señaló que, en las elecciones que llevaron a Francisco Javier García Cabeza de Vaca al poder, la columna había impedido que el PRI y el PRD hicieran campaña en el lugar.

Al paso del tiempo, sin embargo, se hizo evidente que la Columna había roto con el gobierno de Cabeza de Vaca, a quien le exigieron sacar de la región a los grupos criminales que hacían sombra a Moncada, disputándole el negocio. Al mismo tiempo, la propia Estrella “denunció” en el Congreso local que la Guardia Nacional trabajaba al servicio de uno de esos grupos, Los Jaibos, “quienes se han dedicado a matar inocentes y trabajadores de Hidalgo”.

Tras la ruptura con el gobierno del panista, la Columna volvió a cambiar de bandera y apoyó a Morena en las últimas elecciones. En los municipios bajo su control, el partido oficial obtuvo una votación superior al 87%. “A todos los alcaldes los pusieron ellos y a quienes estos les reportan es a ellos”, informa el documento de seguridad consultado.
Moncada fue aprehendido la semana pasada en Monterrey, en un operativo coordinado por las fiscalías de Nuevo León y Tamaulipas. La Columna desató de inmediato una movilización para cercar Ciudad Victoria y exigir la liberación de su líder: en medio de una sicosis general se suspendieron clases, hubo cese de labores en dependencias oficiales, se multiplicaron los mensajes de pánico y se canceló incluso un partido de la liga.

Con la detención de Moncada, la podredumbre de una década comienza a emerger en medio de una lucha que, lo reveló el asesinato en noviembre pasado del empresario Sergio Carmona Angulo, El Rey del Huachicol —quien financió con dinero sucio campañas de Morena en todo el país— tiene detrás el control de los negocios ilícitos en Tamaulipas, algo de lo que el líder de la Columna Armada tiene mucho, pero mucho que decir.

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