Ciudad de México.- En medio de una administración que se autoproclama como defensora de la austeridad y la honestidad, surgen alarmantes cuestionamientos sobre la coherencia de altos funcionarios gubernamentales con sus propios postulados. El señor Héctor Joel Villegas, Secretario General de Gobierno y ferviente seguidor de la llamada «Cuarta Transformación», ha sido objeto de duras críticas y señalamientos por su estilo de vida, contrastando drásticamente con el mensaje que el gobierno pretende transmitir al pueblo de Tamaulipas.
Durante una declaración pública, el «Carmonista de hueso colorado» y ex-alcalde de Rio Bravo, Héctor Joel Villegas, más conocido como el «Calabazo», defendió vehementemente al gobierno actual y arremetió contra aquellos que, según él, buscan entorpecer el trabajo del gobierno responsable y honesto que busca la transformación del estado en aras de la justicia y la rectitud.
Sin embargo, las acusaciones hacia el funcionario no parecen carecer de fundamento. Se ha puesto en evidencia que el señor Villegas, quien recibe un salario mensual de 20 mil 892 pesos y una supuesta «gratificación» de 125 mil 516 pesos, ha construido una ostentosa mansión en el exclusivo Sector «Puerta de Hierro». Esta lujosa residencia, que abarca casi una manzana, ha levantado críticas por su suntuosidad y tamaño desproporcionado, una «mentada de madre a la pobreza franciscana», como algunos lo han calificado.
Desde imágenes satelitales, se puede apreciar el derroche de metros cuadrados en esta mansión que cuenta con todo tipo de comodidades, que claramente no coinciden con el nivel de ingresos que el Secretario General del Gobierno declara recibir. Amplios jardines, numerosas habitaciones, salón de juegos, salas múltiples, cochera para seis autos, alberca climatizada e incluso una cancha de fútbol, elementos que están muy alejados del «nivel del salario» de un agricultor, que supuestamente, obtuvo su puesto en una rifa de «carmonistas».
La comunidad del residencial «Puerta de Hierro» en Ciudad Victoria, se pregunta cómo es posible que un funcionario público con un salario declarado pueda costear una mansión de tal magnitud a 9 meses de iniciar a cobrar. Este hecho cuestiona seriamente la ética y la congruencia del Secretario General del Gobierno de Tamaulipas, quien debería dar ejemplo de transparencia y compromiso con la austeridad que tanto pregonan en la «Cuarta Transformación».
Resulta inevitable cuestionar si este tipo de comportamientos son compatibles con los principios de honestidad, justicia y austeridad que el gobierno actual profesa. Los ciudadanos merecen respuestas claras y contundentes sobre cómo un funcionario con ingresos supuestamente modestos puede acceder a un nivel de vida tan lujoso.