El jueves pasado, la oposición mostró capacidad para organizarse y están listos para el 2024. Halla, en el tercer piso de Gobierno, las tribus morenistas, también conocido como el gabinete de Américo Villarreal Anaya, siguen los sillazos y puñetazos con el propósito de desbancarse unos a otros.
Los prianistas están de regreso.
La semana pasada lo mencionamos, los guindos carecen de liderazgos, y eso los sigue hundiendo en el pantano político. Héctor Villegas El Calabazo, Tania Contreras y Francisco Cuellar se odian cada día más, y el Ejecutivo no les pone un alto.
El número de morenistas que se trasladan al PRIAN va en aumento, sin que alguien intente detenerlo.
En pocas palabras, los están agarrando como al Tigre de Santa Julia, mientras que el cardiólogo sigue de viaje esperando ser llamado a la Secretaría de Salud una vez que Claudia Sheinbaum sea Presidenta.
En los terrenos de Eduardo Abraham Gattas, dio inicio el año de Hidalgo, tras diluirse las posibilidades de su reelección. Esperan como siempre, ante su incapacidad, que AMLO salve la elección.
AMLO Y LA PRENSA
Andrés Manuel López Obrador es aún el ídolo de las multitudes, el hombre de toda bondad, el Mesías esperado durante sexenios.
Es el hombre que está liberando a pueblos oprimidos por una pandilla de forajidos despiadados y sin escrúpulos, quienes a lomo de sus partidos políticos saquearon los pueblos, creando miseria y desigualdad social. Poco a poco, la farsa va quedando al descubierto.
Los enormes monstruos creados como adversarios por el mismo AMLO para sostener épicas batallas ya están sucumbiendo y buscan nuevos escenarios. Los empresarios siguen de pie. Un ejemplo es Carlos Slim, comprador de Telmex, los Azcárraga de Televisa, Televisión Azteca, entre otros muchos que aún operan.
De los políticos ni hablar; todos los que critica siguen disfrutando de lo robado al pueblo mexicano. AMLO, como un Dr. Frankenstein, creó tiranos entre los periodistas como Loret de Mola (Lord Montajes), Brozo, Ciro Gómez, y otros 15 más, miembros de un bloque opositor a los cuales critica hasta el cansancio.
Pero, ¿qué pasaría si estos no existieran? ¿El Peje sería igual de famoso? ¿Su mañanera, de por sí aburrida, tendría el mismo impacto noticioso? ¿La fuerza se la dan esos periodistas? ¿Serán parte del show sexenal o de un complot perfectamente diseñado para engañar a los ingenuos? El Peje armó toda la trama para seguir ilusionando en vano a los pobres?