San Luis Potosí.- La presidenta estatal del Partido Acción Nacional, Verónica Rodríguez Hernández, dinamitó la unidad de la alianza y de su partido al acoger y dar voz al ex candidato perdedor a la gubernatura, Octavio Pedroza Gaitán, señalado como depredador y presunto agresor de mujeres periodistas.
No habían pasado ni 72 horas de los ataques de la Vero Rodríguez al actual alcalde Enrique Galindo por su nominación al senado, cuando decidió retar a la dirigencia nacional y los liderazgos locales al minimizar las decisiones del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y de los panistas en la localidad. Afirmó que, hasta el momento, cinco personas han expresado su interés en la postulación para distintos cargos, desafiando así las designaciones del CEN y la nominación de Galindo al senado, considerándolas una «grosería política».
Verónica Rodríguez no solo evidenció la división interna en el partido, sino que también mostró preferencias personales, ignorando la el activismo del grupo de los Azuara, liderado por David Azuara, quien surge como el candidato ciudadano más competitivo para la alcaldía de San Luis Potosí según las pasadas elecciones. Sin embargo, los intereses personales de la presidenta parecen pesar más en su toma de decisiones.
Al dar voz a Octavio Pedroza Gaitán, un político viejo que fracasó en ganar la gubernatura para el panismo, Rodríguez parece ignorar las claras señales de los ciudadanos y el respaldo garantizado que representa el grupo de Xavier Azuara, diputado federal, en las pasadas elecciones.
La actitud de cierre y confrontación de la actual presidenta del PAN en San Luis Potosí plantea la pregunta de si realmente buscará acomodar a los mejores candidatos o si Pedroza Gaitán, un cuadro político desgastado, es solo una herramienta para sus propios intereses. Mientras Rodríguez juega sus cartas y utiliza los recursos del PAN, parece marginar el liderazgo de Enrique Galindo y otros jóvenes aspirantes que buscan participar en las próximas elecciones representando al Frente Amplio por México. La incertidumbre sobre el futuro del partido en la entidad se cierne en medio de esta confrontación interna.
Pueblo chico infierno grande
Por si esto fuera poco, la dirigente panista tiene el reto de organizar los eventos de Xochitl Gálvez en tierras potosinas, cuando tiene a su partido desdibujado, fragmentado y desarticulado, además de enfrentamientos entre distintas fuerzas, que se han dado el lujo de ni siquiera pagar las cuotas al Partido, a pesar de contar con puestos políticos.
