Reynosa. – En una escalada de violencia que azota las calles de Reynosa, un nuevo capítulo de inseguridad se escribió al atacar a balazos un autobús de la línea Transportes Frontera. El asalto, perpetrado por sujetos armados, no solo amenaza la integridad de los pasajeros, sino que evidencia la desgarradora realidad de la negligencia gubernamental para abordar las raíces de este tipo de delitos.
El incidente tuvo lugar pasadas las 6:30 de la tarde, cuando el autobús marcado con el número económico 10599 apenas había salido de la Central Camionera. Bajando el puente elevado en la colonia Beatty, hombres armados interceptaron el vehículo, desatando un caos que incluyó disparos que destrozaron las ventanillas traseras del Frontera. Afortunadamente, no se reportan pasajeros lesionados, pero la comunidad queda marcada por el miedo y la impotencia.
Este ataque no es un hecho aislado. En lo que va del martes 12 de diciembre, tres autobuses foráneos han sido blanco de la delincuencia. En las primeras horas del día, un autobús de la línea Ómnibus de México fue asaltado en la carretera San Fernando-Reynosa. Más tarde, otro Ómnibus de México, marcado con el número 5472, fue detenido por hombres armados en la colonia Ribereña, donde cuatro delincuentes despojaron a los pasajeros de sus pertenencias.
A pesar de la gravedad de estos sucesos, la respuesta de las autoridades ha sido insuficiente. Elementos de la Guardia Estatal atendieron los reportes de los ataques, pero hasta el momento, los responsables permanecen en libertad. La falta de medidas preventivas y estrategias efectivas para combatir el crimen deja a la población vulnerable y cuestiona la capacidad del gobierno para proteger a sus ciudadanos.
Estos incidentes no solo son reflejo de la creciente inseguridad en Reynosa, sino que también señalan la negligencia gubernamental al no abordar de manera integral las causas subyacentes de estos actos delictivos. La ausencia de programas efectivos para combatir la pobreza, la falta de oportunidades y la precariedad en las condiciones de vida contribuyen al caldo de cultivo perfecto para que la delincuencia prolifere.
Es imperativo que las autoridades tomen medidas inmediatas y efectivas para garantizar la seguridad de la ciudadanía. La sociedad reynosense merece vivir sin el temor constante de ser víctima de la violencia, y la administración gubernamental tiene la responsabilidad ineludible de proporcionar un entorno seguro para sus habitantes. La indiferencia ante esta situación solo perpetuará la crisis y alimentará el ciclo interminable de violencia que amenaza la paz y la estabilidad de Reynosa.