Ciudad Victoria, Tamaulipas – Ramiro Alejandro García Rodríguez, acreditado como auxiliar administrativo del ayuntamiento y chofer del alcalde con licencia Eduardo «Lalo» Gattás, ha estado cobrando más de 40 mil pesos mensuales, además de viáticos y otras dádivas a cargo del erario público. Además de solicitar traer vehículos sin placas, García Rodríguez «viaja de lujo» a expensas de los ciudadanos de Victoria.
En su perfil de Facebook, «Alex, La Señora» como le llaman, muestra una vida de prosperidad y actividades políticas al lado del equipo Gattás. Durante los últimos dos años y medio, ha recibido un sueldo de $38,978.00 y ha solicitado viáticos de entre 15,000 y 20,000 pesos por cada «gira de trabajo». Curiosamente, muchas de estas giras coinciden con fines de semana en Monterrey, Nuevo León, donde parece acompañar a la familia Gattas en sus paseos. En 2022, durante la ausencia de Lalo Gattás mientras enfrentaba problemas legales, García Rodríguez solicitó viáticos para ir a la Ciudad de México, alegando tratar asuntos de gestión con dependencias federales.
Exhibiciones de Corrupción
García Rodríguez no ha ocultado sus viajes en redes sociales. Entre sus publicaciones, destaca la compra de Gattás Báez de un departamento en Miramar, con un valor de 12 millones de pesos. Desde los balcones de este departamento, García Rodríguez ha compartido imágenes disfrutando del atardecer en la playa de Madero, Tamaulipas. Dicho departamento fue adquirido por el alcalde con licencia, tres meses después de ganar la alcaldía en 2021, con recursos provenientes del huachicol, brindados por el extinto Sergio Carmona Angulo.
Además, ha mostrado viajes a Gómez Farías, específicamente en la reserva de la biosfera “El Cielo”. En 2023, Gattás, junto a su familia y un prestanombre que funge como funcionario público de su administración, adquirieron una finca en esta reserva, destinada a la construcción de un hotel boutique. Las publicaciones de García Rodríguez exponen claramente estos movimientos, señalando un uso indebido de recursos públicos para fines personales.
Este comportamiento resalta un patrón de corrupción dentro de la administración de Lalo Gattás, poniendo en evidencia cómo los recursos del ayuntamiento son utilizados para el beneficio personal de unos pocos. La opulenta vida que lleva García Rodríguez es un reflejo de las malas prácticas y la falta de transparencia en el manejo del dinero público.
La ciudadanía de Victoria se enfrenta una vez más a una administración envuelta en escándalos de corrupción, exigiendo justicia y rendición de cuentas a quienes han abusado de su poder y posición para enriquecerse a costa del bienestar común.
