Ciudad de México.- Ayer en Tamaulipas, el gobernador Américo Villarreal Anaya conmemoró el Día de la Libertad de Expresión, asegurando que ningún periodista en el estado es perseguido o criticado. Al mismo tiempo, hizo un llamado a los periodistas para que denuncien la corrupción existente, lo cual resalta una ironía en el contexto de las recientes denuncias contra figuras destacadas de su administración.
El discurso del gobernador se alinea con la narrativa del vocero gubernamental, Francisco Cuéllar Cardona, quien ha sido duramente criticado por pasar de ser un crítico del gobierno a su defensor y represor de la prensa crítica. Cuéllar ha insistido en promover la denuncia de la corrupción y la falta de autocensura, aunque las acciones dentro del gobierno contradicen estos ideales.
Caso Gregorio Solís Garza
Un caso emblemático de esta contradicción es el de Gregorio Solís Garza, quien supuestamente ha incurrido en actos de corrupción para posicionarse como encargado interino de la Secretaría de Administración de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT). Solís Garza, una figura polémica, estaría registrado ilegalmente y protegiendo a Marco Antonio Batarse, implicado en delitos financieros y acusado de acoso sexual por un allegado del gobernador. Batarse, en el epicentro de estos escándalos, ha colocado a un pariente, específicamente a uno de sus hijos, al mando de la administración de los fondos públicos de la UAT, mientras él ocupa un puesto como camillero fantasma en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Educación Cuestionada
La situación se complica con la revelación de que Gregorio Solís Garza se graduó de la Universidad del Norte de Tamaulipas, una institución con una reputación cuestionable y dirigida por Francisco Chavira Martínez, ex candidato al Senado por el Partido del Trabajo. A pesar de la falta de registros y Kardex en la plataforma del Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED) de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Solís Garza obtuvo su título en Administración y Mercadotecnia, presuntamente mediante tráfico de influencias entre los Gattas, los Villarreal y los Batarse.
Contradicciones y Cultura de Impunidad
Este escenario evidencia la contradicción entre las declaraciones oficiales y la realidad de la corrupción administrativa en Tamaulipas. La demanda del gobernador de que los periodistas denuncien la corrupción parece una fachada cuando miembros de su círculo cercano están envueltos en prácticas corruptas y escándalos sexuales. La situación se agrava considerando que estas denuncias provienen de figuras cercanas al poder, reflejando una cultura de impunidad que parece permear todos los niveles del gobierno estatal.
Desafíos para la Prensa y Futuro Político
La ironía de celebrar la libertad de expresión mientras se permite la corrupción en las altas esferas del poder es una mancha que el gobierno de Américo Villarreal Anaya deberá abordar si desea mantener la credibilidad y el apoyo de la ciudadanía rumbo a las elecciones de 2028. Mientras tanto, los periodistas que aún sobreviven en Tamaulipas enfrentan el reto de informar verazmente y sin temor a represalias en un entorno donde las promesas de transparencia y rendición de cuentas parecen distantes de cumplirse.
