En una muestra de resistencia ante la reforma judicial que exige la elección popular de ministros, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Mario Pardo Rebolledo se convirtieron en los primeros ministros en renunciar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Ambos juristas expresaron que la nueva legislación distorsiona el rol del Poder Judicial, buscando convertir la labor judicial en una función de «validación de la voluntad popular».
Gutiérrez Ortiz Mena, quien asumió el cargo en 2012 bajo la administración de Felipe Calderón, envió una carta al presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, donde dejó clara su decisión de no someterse al proceso de elección popular, calificándose como «inapto para validar la voluntad de las mayorías». Explicó que su dimisión responde a una convicción personal y profesional, señalando que su vocación siempre ha sido la de proteger derechos, no la de buscar apoyos mayoritarios.
Por su parte, el ministro Pardo Rebolledo, quien llegó a la Corte en 2011, enfatizó que su retiro no es una «claudicación», sino una decisión de «congruencia personal» tras más de cuatro décadas de servicio judicial con «independencia, imparcialidad y honestidad». Asimismo, lamentó las críticas e insultos que recibió en el contexto de su labor, una situación que calificó como contraria al respeto que debe primar en la impartición de justicia.
La renuncia de ambos ministros marca un punto de quiebre en la SCJN y subraya la tensión con el Poder Ejecutivo en torno a la independencia judicial. En un contexto donde el Poder Judicial enfrenta presiones sin precedentes, estas dimisiones reflejan un rechazo contundente al modelo de reforma que pretende regular sus designaciones mediante el voto popular, una iniciativa que será discutida en el pleno de la Corte el próximo martes.