Culiacán, Sinaloa. En un nuevo episodio de violencia en Sinaloa, siete cuerpos de personas del sexo masculino fueron encontrados en distintas zonas rurales de Culiacán, todos con signos evidentes de tortura y disparos de armas de fuego. Los cuerpos de seis de las víctimas fueron hallados apilados uno sobre otro junto a la Maxipista Culiacán-Mazatlán, en el poblado de la Laguna de Canachi, mientras que el séptimo cadáver fue localizado cerca del Trébol vial de Costa Rica, en la carretera Culiacán-Eldorado. En ambos casos, ninguna de las víctimas portaba identificación.
La escena de horror es parte de una ola de violencia que ha azotado a los municipios de Culiacán, Elota y Mazatlán, donde, el martes pasado, se reportaron otros siete asesinatos. Entre las víctimas se encontraban Ramón Alberto Velázquez Ontiveros, líder de la Asociación Ganadera de Coyotitán, y un policía municipal de Mazatlán, cuya muerte se produjo mientras descansaba en su casa.
Además de los homicidios, la violencia incluyó un ataque a un menor de edad, identificado como Oscar «N», de 15 años, quien resultó herido de bala en una pierna en Eldorado. También se reportó un violento secuestro y agresión sexual en la colonia Emiliano Zapata, donde una mujer fue víctima de un ataque por parte de sujetos armados que la privaron de su libertad y luego la abandonaron.
En paralelo, las autoridades informaron que el líder ganadero Velázquez Ontiveros fue secuestrado por civiles armados en las cercanías de Abuya, y su cuerpo fue encontrado horas después a un costado de la carretera México-Nogales, cerca de El Espinal, en Elota.
Otro hallazgo escalofriante ocurrió sobre la carretera Sanalona, donde fue encontrado un hombre atado de pies y manos, con huellas de tortura y disparos de bala, envuelto en hules negros. También en la Maxipista Culiacán-Mazatlán, fueron encontrados dos cuerpos, uno de los cuales portaba un arma de fuego en la cintura.
Esta escalada de violencia pone en evidencia la grave situación de inseguridad que enfrenta Sinaloa, especialmente en áreas rurales y periféricas de la capital. Con estos nuevos hechos, las autoridades se ven obligadas a intensificar sus esfuerzos para frenar la violencia que afecta a la población y a los elementos de las fuerzas de seguridad en la región.