Ciudad de México.- En los primeros 100 días de su administración, Claudia Sheinbaum había diseñado una estrategia contundente para enviar un mensaje claro: la seguridad sería prioridad. El plan contemplaba la captura de 100 criminales de alto impacto, incluyendo al sicario apodado «El Tijeras», responsable del atentado contra Omar García Harfuch en 2020. Sin embargo, el esfuerzo fue saboteado desde dentro.
La detención de «El Tijeras» era clave en la narrativa de un gobierno que se proponía dar golpes certeros al crimen organizado. Localizado en Chiapas, su captura era parte de la estrategia liderada por García Harfuch, quien buscaba posicionarse como el rostro del combate frontal al crimen. Pero una filtración desde las propias filas del gobierno federal lo alertó, y el sicario escapó.
Intrigas dentro de Morena
El fallido operativo no fue un simple error logístico. Fue el reflejo de una lucha intestina dentro del partido gobernante. Las tensiones entre las facciones leales al expresidente Andrés Manuel López Obrador y los aliados de García Harfuch se intensificaron, especialmente porque este último simboliza un polo opuesto al obradorismo más duro. Con miras a la sucesión presidencial de 2030, estas divisiones están marcando la agenda de seguridad del país.
Uno de los episodios más reveladores de esta confrontación es la Operación Enjambre, una ofensiva contra los intereses políticos y criminales ligados a la facción del obradorismo encabezada por Andrés López Beltrán, hijo del expresidente. Este operativo, que se desarrolló en los bastiones de La Familia Michoacana, rompió viejas alianzas entre el crimen organizado y políticos mexiquenses, generando tensiones aún mayores dentro de Morena.
La Seguridad como Peón en el Juego de Poder
A medida que Sheinbaum intenta consolidar su proyecto de gobierno, la estrategia de seguridad se ha convertido en un campo de batalla político. Las pugnas internas han saboteado esfuerzos cruciales, desde capturas de alto perfil hasta reestructuraciones en el Estado de México, donde la influencia de López Beltrán sigue siendo un obstáculo para la gobernadora Delfina Gómez.
Mientras tanto, García Harfuch enfrenta ataques sistemáticos para desacreditarlo, liderados por figuras cercanas al expresidente, como Jesús Ramírez Cuevas y Martí Batres. Estos movimientos buscan minar su posición como el brazo fuerte de Sheinbaum y complicar la implementación de una estrategia de seguridad que desafíe intereses profundamente arraigados.
Con una agenda de seguridad atrapada entre las prioridades del combate al crimen y los intereses políticos de facciones internas, el futuro de la administración Sheinbaum enfrenta desafíos que trascienden la lucha contra el crimen organizado. La Operación Enjambre y el sabotaje a la detención de «El Tijeras» son solo el inicio de un complicado tablero donde la seguridad nacional es pieza clave de un juego de poder.