CDMX, México.- El programa «Agua Bienestar» lanzado a principios de 2025 por el gobierno de la Ciudad de México promete aliviar la carga del estrés hídrico en 700 colonias, pueblos y barrios con un desarrollo económico bajo, ofreciendo garrafones de 19 litros a tan solo cinco pesos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos anunciados y la implementación en áreas como Santo Domingo y Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, persisten preocupaciones significativas sobre la sostenibilidad y transparencia de este proyecto.
En colonias como San Felipe de Jesús y en pueblos como San Francisco Tlaltenco, el programa ha sido recibido con un cauteloso optimismo, aunque algunos habitantes y comerciantes locales cuestionan la capacidad del gobierno para mantener este bajo precio ante los crecientes costos de producción y distribución. Además, el éxito inicial proclamado por funcionarios como Tomás Pliego contrasta con informes de desabasto en comercios de otras regiones, como Mérida, exacerbando las dudas sobre la eficacia logística del programa.
Este proyecto, aunque noble en sus intenciones, suscita interrogantes acerca de su financiamiento y la selección de beneficiarios. ¿Representa realmente un esfuerzo equitativo y bien gestionado por parte de las autoridades, o se verá empañado por la ineficiencia y la posibilidad de corrupción? Con la meta de alcanzar 20 mil garrafones distribuidos diariamente para abril de 2025, el desafío es monumental.
Los residentes de la CDMX merecen más que promesas temporales; requieren soluciones a largo plazo que garanticen un acceso justo y sostenible al agua. Es imperativo que el gobierno capitalino ofrezca claridad sobre los mecanismos de supervisión y rendición de cuentas en «Agua Bienestar» para evitar que este esfuerzo se convierta en otro ejemplo de buenas intenciones sin resultados tangibles y justos.
