Ciudad Juárez, Chihuahua.— En medio del azote de la violencia en el Triángulo Dorado, particularmente en Guadalupe y Calvo, el desplazamiento forzado de familias ha tomado un giro más dramático durante la transición de 2024 a 2025. Decenas de familias han sido forzadas a abandonar sus hogares debido a las amenazas constantes de grupos criminales, y los ataques con drones a elementos de seguridad han marcado un aumento en la intensidad del conflicto.
Desde el inicio de 2025, los habitantes de las comunidades de El Saucito, Huizache, Dolores, San Miguel, Palmito y San Francisco han experimentado un éxodo masivo. El temor ha llevado a algunos a buscar refugio en localidades como Hidalgo del Parral y otros estados, como Sinaloa. «Nos cansamos de tantos truenos, estamos acostumbrados a este tipo de cosas, pero fue demasiado», explicó un desplazado que prefirió mantenerse anónimo por seguridad.
Durante la víspera navideña, el gobierno de Hidalgo del Parral atendió a las familias afectadas proporcionando juguetes y alimentos, intentando preservar un semblante de normalidad ante la adversidad. La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) ha confirmado que, aunque los desplazamientos han sido un fenómeno constante, la situación ha escalado considerablemente desde mediados del año pasado.
«El grado de violencia y los enfrentamientos han aumentado notablemente desde julio», comentó Juan Armando Portillo Díaz, de la CEDH. «Algunas comunidades ahora están completamente desiertas, y las familias que aún residen temen por sus vidas debido a la proximidad de los enfrentamientos».
A pesar de las declaraciones de las autoridades estatales negando un desplazamiento masivo, las organizaciones civiles y los testimonios de los afectados pintan un cuadro diferente, uno que muestra una región aterrorizada y fragmentada por la violencia constante. El estado mantiene intervenciones en la zona, buscando facilitar un diálogo con líderes comunitarios y ofrecer apoyo necesario a los afectados, aunque muchos temen represalias.
