En una fría noche en Tijuana, Baja California, un grupo de 24 hombres, quienes afirman ser trabajadores de plantíos en Denver, Colorado, fueron deportados a México, marcando uno de los primeros actos significativos de la nueva administración de Donald Trump en cuanto a políticas migratorias. Los hombres, que fueron detenidos por autoridades migratorias estadounidenses esta mañana, llegaron a la garita El Chaparral tras ser liberados con documentos que certifican su deportación.
«Nos agarraron trabajando. Cuando entró Trump nos arrestaron», expresaron algunos de los deportados, comunicando una mezcla de resignación y desesperanza. Con temperaturas cayendo a menos de 7 grados Celsius, los hombres atravesaron el puente fronterizo a pie, después de descender de camiones estacionados en San Diego.
Este evento se produce en el contexto de una iniciativa más amplia del gobierno de Trump, que ha ordenado arrestos masivos de migrantes indocumentados a lo largo de todo Estados Unidos. Este esfuerzo está alineado con las promesas de campaña del presidente, quien prometió deportar a millones de migrantes como parte de su agenda política.
Después de ser procesados en un edificio de gestión migratoria, los deportados fueron divididos en grupos y transportados en camionetas van del Instituto Nacional de Migración (INM), hacia destinos aún desconocidos. Las autoridades no han proporcionado detalles sobre los próximos pasos para estos hombres, dejando un aire de incertidumbre sobre su futuro.
Además de lidiar con el desamparo de su situación, los deportados enfrentaron restricciones severas sobre sus pertenencias personales. Las autoridades de migración estadounidenses limitan a los detenidos a llevar consigo únicamente lo que tenían en el momento de su arresto.
«Está haciendo mucho daño a la gente trabajadora», lamentaron los deportados, haciendo eco de un sentimiento de injusticia y frustración que resuena entre muchos que buscan el sueño americano y se encuentran con la dura realidad de las políticas migratorias actuales. La comunidad en Tijuana y más allá observa con preocupación, mientras las políticas de Trump comienzan a tomar forma y afectar vidas directamente.