La política migratoria de Estados Unidos ha dado un giro drástico bajo el segundo mandato de Donald Trump, con el retorno de deportaciones en masa hacia México. En tan solo dos días después de su investidura, un notable número de mexicanos deportados ha llegado a las ciudades fronterizas de Matamoros y Reynosa, Tamaulipas, marcando un preocupante inicio para las comunidades afectadas.
Este martes por la mañana, tres camiones procedentes de Brownsville, Texas, cruzaron el puente internacional hacia Matamoros, trayendo a bordo a 200 personas deportadas. Este grupo fue trasladado al albergue que está siendo acondicionado por la Secretaría de la Marina en la unidad deportiva “Pedro Salazar Maldonado”, indicó Manuel Perusquía Ramírez, director jurídico del municipio de Matamoros.
Perusquía explicó que esta nueva modalidad de deportación en grandes grupos es parte de un cambio en la política gestionada por el gobierno estadounidense y el Instituto Nacional de Migración de México. “Durante la semana, las autoridades norteamericanas deportan cifras pequeñas de entre 20 y 40 personas, pero se ha solicitado que ahora se haga en grupos de hasta 200 personas para facilitar su atención y traslado a sus ciudades de origen,” detalló.
Similarmente, en Reynosa, un grupo de 48 personas fue atendido en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración temprano en la mañana, para luego ser transportados en autobuses hacia sus destinos finales. Además de la organización logística, se aseguró que todos los deportados recibieran vacunas esenciales, como TD, influenza, neumococo y hepatitis, antes de su traslado.
La región de Tamaulipas, al igual que otros estados fronterizos, se está preparando para enfrentar una ola masiva de deportados y repatriados, en respuesta a las duras políticas migratorias reimpuestas por Trump. Las tensiones aumentaron aún más con el cierre de la aplicación CBP One, lo que provocó escenas de desesperación y caos entre grupos de migrantes colombianos que intentaron cruzar la frontera tras perder sus citas con las autoridades estadounidenses, siendo detenidos por la Guardia Nacional.
Estos eventos subrayan la creciente crisis humanitaria en la frontera y plantean serias preguntas sobre el futuro de miles de migrantes que buscan seguridad y oportunidades lejos de la violencia y la pobreza en sus países de origen. Con las comunidades locales y las autoridades enfrentando el desafío de gestionar este nuevo flujo de deportaciones, la situación en Tamaulipas y otras áreas fronterizas continúa siendo extremadamente volátil.
