CULIACÁN, Sin. — La guerra intestina que desgarra al Cártel de Sinaloa ha dejado un rastro de sangre y desesperación en la región, sumando un total de 848 asesinatos en los últimos cinco meses, según cifras de la Fiscalía General del Estado (FGE). Esta violenta disputa, protagonizada por las facciones de Los Chapitos y Los Mayos, no solo ha sembrado el terror en las calles, sino que también ha planteado serios desafíos para las autoridades locales.
Durante la conferencia semanal, el secretario general de gobierno, Feliciano Castro, intentó transmitir un mensaje de progreso, destacando una supuesta disminución del 24% en los homicidios dolosos desde octubre. Sin embargo, la realidad en el terreno presenta un panorama menos optimista, con una persona asesinada cada seis horas desde septiembre de 2024 hasta la fecha.
El gobernador Rubén Rocha, ausente en la conferencia por compromisos previos, parece desvinculado de la crisis que se agudiza bajo su mandato, mientras la cifra de homicidios dolosos en lo que va de 2025 asciende a 180. A esto se suman casi 1,300 desapariciones forzadas en la zona centro del estado, evidenciando una crisis humanitaria de magnitud alarmante.
Las cifras oficiales, aunque alarmantes, podrían estar subestimadas. Las organizaciones de búsqueda de desaparecidos señalan que los registros actuales podrían ocultar hasta un 60% más casos no reportados, lo que sugiere una situación aún más grave de la que las autoridades admiten.
Este escenario desolador en Sinaloa no solo refleja la brutalidad del conflicto armado entre los carteles sino también la incapacidad manifiesta del estado para proteger a sus ciudadanos y restaurar el orden, dejando a la población en un estado de vulnerabilidad y miedo constante.