Querétaro, Qro.— Acorralado por la crítica pública y la presión mediática, el diputado federal Luis Humberto Fernández Fuentes, conocido ya por muchos como “El Pudre-Todo”, hizo lo que mejor sabe hacer: echarse para atrás. Tras haber sido exhibido por apropiarse indebidamente de interlocuciones políticas en Querétaro, ahora se deslinda del proyecto El Batán y afirma que “no ha hablado con nadie” ni ha comprometido votos.
El gesto no fue de responsabilidad, sino de cobardía política: un intento burdo de sacudirse el costo de su oportunismo, como si la amnesia fuera suficiente para lavarse las manos.
En una declaración pública que suena más a retractación forzada que a claridad política, Fernández negó conocer al grupo Infra, empresa ligada al proyecto hídrico, y aseguró que no representa a los legisladores locales de Morena, a pesar de haberse presentado semanas atrás como “operador” y “puente” de acuerdos.
El periodista Gildo Garza lo desnudó políticamente en su columna publicada en X (Twitter), donde lo calificó como el anti-Midas de la 4T, “donde pone la mano, la iniciativa se vuelve inservible, el proyecto se contamina y la causa pierde legitimidad”.
“Luis Humberto no lo acompañó por convicción, sino para simular liderazgo y vender sus votos como si fuera operador serio de Morena. La realidad es otra: en San Lázaro no lo toman en cuenta, y en Querétaro tiene fecha de caducidad”, escribió Garza.
Y es que el intento de crear una Secretaría del Medio Ambiente, impulsado por Fernández con ayuda de funcionarios reciclados y activistas sin peso, nació muerto. Fue presentado en el peor momento legislativo —junio, cuando el presupuesto ya está en ejecución— y sin dictamen técnico ni ruta presupuestal. Todo fue un montaje para la foto. Pero la crítica lo sorprendió con los pantalones a medio abrochar… y salió corriendo del tema.
La cobardía no se limita al silencio. También se expresa en la negación de responsabilidades. En vez de asumir sus palabras y enfrentar el costo político, Luis Humberto buscó refugio en lo más fácil: culpar al “malentendido”, negar su participación y fingir sorpresa. Y en el proceso, dejó mal parados no solo a sus compañeros, sino al coordinador del Grupo Legislativo de Morena, el diputado Edgar “el Güero” Inzunza Ballesteros, a quien públicamente desautorizó semanas antes con sus desplantes de falso liderazgo.
No es la primera vez. “El Pudre-Todo” ya ha sido exhibido por subirse a causas ajenas solo para inflarse en el discurso. Lo hizo con el tema de Santiago como municipio, con la recolección de basura (donde terminó dándole la razón al alcalde Felifer Macías), y con una iniciativa inmobiliaria que nunca prosperó.
Este nuevo tropiezo —y su cobarde huida— confirman lo que en Querétaro ya muchos saben: Luis Humberto no construye, solo estorba. Y cuando lo enfrentan con datos, se borra del mapa como si nunca hubiera estado allí.
Querétaro necesita políticos con carácter, no perfiles reciclados que se esconden tras los reflectores cuando la presión sube. Mientras otros defienden proyectos, ideas o bancadas, Fernández prefiere la simulación sin consecuencias. Aspira a todo, pero no resiste nada. Ni la crítica, ni el archivo, ni su propio ego.