Victoria.- La reciente propuesta de la diputada local Magaly Deandar Robinson para reformar el Código Penal de Tamaulipas ha generado controversia al sugerir que los hombres no deberían tener derecho a denunciar ser víctimas de violencia vicaria. Esta postura, según la diputada, se basa en la creencia de que la violencia vicaria es un comportamiento machista dirigido exclusivamente contra mujeres. Sin embargo, esta propuesta no solo refleja una comprensión sesgada del problema, sino que también incurriría en discriminación.
La violencia vicaria, como la describe Deandar Robinson, es aquella que tiene como objetivo dañar a una mujer a través de sus seres queridos, especialmente sus hijos. La diputada argumenta que este tipo de violencia es una herramienta de control utilizada por los hombres para mantener el poder sobre sus parejas o exparejas. Su propuesta busca reformar el artículo 368 del Código Penal de Tamaulipas para que solo los varones puedan ser acusados de este delito, excluyendo a los hombres como posibles víctimas.
Sin embargo, esta visión de la violencia vicaria es limitada y simplista. Al asumir que solo los hombres pueden ser perpetradores y que solo las mujeres pueden ser víctimas, la diputada perpetúa un enfoque discriminatorio que ignora la complejidad de la violencia en las relaciones de pareja. La realidad es que la violencia vicaria, como cualquier forma de abuso, no tiene género y puede ser ejercida por cualquier persona, independientemente de su sexo.
La propuesta de Deandar Robinson no solo falla en reconocer esta realidad, sino que también refleja una preocupante falta de preparación y educación en temas legales y de género. Sin una formación adecuada en estas áreas, la legisladora corre el riesgo de promover reformas que, en lugar de proteger a las víctimas, podrían perpetuar injusticias y desigualdades.
Además, al intentar homologar el código penal local para excluir a los hombres como víctimas potenciales de violencia vicaria, la diputada está abriendo la puerta a una discriminación institucionalizada. Negar a una parte de la población la posibilidad de defenderse legalmente contra el abuso es un retroceso en la lucha por la igualdad de derechos y la justicia.
En lugar de avanzar hacia un sistema legal más equitativo y justo, la propuesta de Deandar Robinson podría tener consecuencias devastadoras, tanto para hombres como para mujeres. La violencia, en todas sus formas, debe ser abordada de manera integral, sin caer en estereotipos de género que solo dividen y perjudican a la sociedad.
Es fundamental que las reformas legales se basen en un entendimiento completo y matizado de los problemas que intentan resolver. La propuesta de Magaly Deandar Robinson, tal como está planteada, carece de esta comprensión y, en última instancia, podría hacer más daño que bien. La discriminación, venga de donde venga, no tiene cabida en un sistema de justicia que debe proteger a todos, sin excepción.