México.- En un giro político que ha resonado en ambos lados de la frontera, el reciente decreto firmado por el presidente Donald Trump, que designa a los cárteles de drogas mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, ha encontrado un inesperado eco en las leyes de México. Según el diputado Jorge Triana, este decreto solo viene a reafirmar lo que ya establece el Código Penal Federal de México en su definición de terrorismo.
El artículo 139 del Código Penal Federal mexicano, que fue destacado por Triana en un comunicado en redes sociales, clasifica como terrorismo una variedad de actos violentos, incluyendo aquellos que utilizan sustancias tóxicas o incendiarias, con el objetivo de provocar un estado de miedo en la población o presionar a las autoridades a tomar decisiones específicas. Según Triana, bajo esta definición, las actividades habituales de los cárteles de drogas, que a menudo incluyen violencia extrema y tácticas de intimidación, se encuadran claramente como actos de terrorismo.
Esta correlación legislativa subraya un punto crítico en la lucha contra el narcotráfico y plantea preguntas sobre la responsabilidad y las estrategias del gobierno mexicano para manejar estas organizaciones criminales. «Solo un gobierno criminal se atreve a defender criminales,» tuiteó Triana, implicando que cualquier defensa de los cárteles por parte de funcionarios podría ser vista como una complicidad con actividades terroristas.
El enfoque de Trump hacia los cárteles ha sido característicamente agresivo, reflejando su política general de «América primero» y su enfoque en la seguridad nacional. Sin embargo, este paso también ha generado preocupaciones sobre la potencial escalada de intervenciones militares en México, dado que Trump insinuó que «podría pasar» al ser consultado sobre la posibilidad de enviar tropas.
La designación de cárteles como terroristas no solo tiene implicaciones legales profundas, que podrían incluir sanciones económicas y operaciones militares, sino que también afecta la cooperación bilateral en la guerra contra el narcotráfico. Este desarrollo pone en relieve la necesidad de un enfoque coordinado y posiblemente más agresivo hacia el narcotráfico, que hasta ahora ha desafiado soluciones duraderas a ambos lados de la frontera.
Esta situación deja a México en una posición delicada, entre la presión internacional para tomar medidas más firmes contra los cárteles y la necesidad de proteger su soberanía frente a las políticas unilaterales de Estados Unidos. La declaración de Triana y el decreto de Trump son un recordatorio de que la lucha contra los cárteles es tanto una batalla legal y política como es una operativa y táctica.
