La opinión pública ha declarado este día que fracasó la 4ta Transformación del Presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Simplemente, su poderío radicado en las redes sociales, fue rebasado por los millones de demandas de la sociedad –incluso, de su misma gente- por apoyo a los damnificados y víctimas del huracán “Hannah”, hecho que termina por dibujar esos estigmas de un gobierno fallido que dejó pérdidas irrecuperables.
La sociedad mexicana, dolente de sus desgracias –como ocurrió con el terremoto del 2017-, volteó con hambre de ver en el Presidente esas palabras de apoyo y consuelo a las familias en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, pero no ocurrió así, hasta hoy; tres días después.
Abraham Mendieta y la comunidad “bolivariana” dentro del Gobierno de Andrés Manuel recomendaron al arrancar el sexenio, construir una herramienta descomunal de difusión de información a modo en las redes sociales para que ningún espacio o rincón, estuviera libre de la injerencia mediática del Presidente.
Así nació la RedAMLO; más de 300 mil cuentas en Facebook compradas a Argentinos, Españoles y Rusos, para generar tendencias y combatir a las voces críticas; y otras 100 mil más en Twitter – una estructura mediática 30 veces más grandes que las de Enrique Peña Nieto- que en estos dos últimos días, guardaron silencio.
La demanda de reacciones de los “WarRoom” de la 4ta Transformación ante las críticas por la inacción del Gobierno federal en la zona de desastre en el noreste del país, no tuvo respuesta.
Y es lógico, a las víctimas jamás las engañarás.
¿Cómo disuades a una persona que perdió su patrimonio, un hijo o familiar, entre los torrenciales aguaceros y las inundaciones?
En Reynosa, el “pueblo” en desgracia clamaba por la presencia de un Presidente que prometió hacer todo lo posible por ellos porque se autodeclaraba también “pueblo”. Triste. Ni el partido político que representa, los respaldó.
Y esto vino a transfigurar una larga lista de reclamos que bien, pudieron ser olvidados con el paso tiempo, y que “Hannah” vino a revivir.
Es así como nace ese coraje por la situación de los niños con cáncer que el Presidente no respaldó con los programas sociales dedicados; las familias con pérdidas de hijos; su dolor.
Y reviven en las mentes también las malversiones desde la silla presidencial en las “mañaneras” contra los doctores y las graves acusaciones del Presidente; las afrentas contra la clase media y la Iniciativa Privada que fue llevada a la inquisición mediática por el simple hecho de lograr un capital a base de trabajo.
Y renace ese rencor de los empresarios que quebraron ante el espaldazo del Presidente en negarles la ayuda para sobrevivir al colapso económico de la pandemia.
El desprecio, desprestigio y campañas de odio contra la verdadera Prensa, y la represión disimulada de la Libertad de Expresión.
Pero lo que realmente preocupa al Presidente y sus asesores políticos, es la retrospectiva que le genera a la sociedad sobre sus resultados de Gobierno.
Y nuevamente se viene a la mente los 71 mil millones que se perdieron por cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; la pérdida de medio billón semestral que registra PEMEX desde que empezó su Gobierno.
Las más de 130 mil muertes de este medio año entre contagios de COVID-19, y asesinatos desde la incontrolable guerra que se traen las bandas del crimen organizado por todo el país.
La contratación de deuda que duplicó en menos de dos años a la de todo el sexenio de Enrique Peña Nieto; en solo un par de ejemplos.
Sin embargo, lo grave, es la reflexión que nos causa por el futuro que acecha a nuestro país; una caída económica sin precedentes en la que advierten los expertos, 12 millones de nuevos pobres en el país.
La reflexión generalizada de quienes tenemos la libertad de pensar, es:
Todo eso se pudo haber evitado si el Presidente nos escuchara a todos.