La noticia cayó como un balde de agua helada a la sociedad clasemediera en México; no habrá alternativas para adquirir las vacunas contra el COVID-19, si no es mediante la institución, es decir; todos tendrán que esperar su turno, como ocurría en la extinta Unión Soviética, como en Cuba.
Desde cierto ángulo, esta iniciativa devela el profundo odio, el rencor social del Presidente a la oposición, conformada principalmente por la clase media, desde un punto de vista en que la Salud Pública, es un Derecho Natural, un Derecho Humano, un derecho que todos tienen que no debe ser condicionado de ninguna manera.
Y es que, en países desarrollados, como en los Estados Unidos, la vacuna será ofertada a la sociedad en centros de salud de la Iniciativa Privada, y dirán que México no es un país robusto económicamente, pero la dinámica es sencilla.
Se pueden comprar más vacunas con el apoyo de la Iniciativa Privada, pero el Presidente no quiere eso.
No.
Y es apoyado por millones; gente con una profunda y grave ignorancia que no entienden que esto serviría para un golpe de timón, en la recuperación económica de México, porque habría miles de empresarios que instalarían la vacuna en sus empleados para lograr que sus empresas despeguen y produzca al 100 por ciento.
Los fanáticos de López Obrador quieren que la clase media, que técnicamente es la que sostiene al país, la que ha logrado la cifra record de los 20.6 billones de dólares en el Producto Interno Bruto, rebasando a países desarrollados como España, Italia, y muchos más, poniendo en alto a México en la comunidad internacional, «sufran la decadencia que ellos vivieron»- y que siguen viviendo negadamente-.
El Presidente lo sabe; abusa de ello; le encanta esto.
Lo lamentable de esta situación, es que buscará por todos sus medios como Ejecutivo, como Jefe de Estado, que México crezca a su manera, no a la manera en que se ha venido desarrollando.
Con el asunto de las vacunas, habrá quienes busquen alternativas como lograrla en los Estados Unidos; sin embargo, esto no cambiaría la realidad.
López Obrador tiene sometida a la clase empresarial, cautiva, sujeta a sus intereses, que lamentablemente, no son un México de primer mundo; es la preservación como especie, de una de las ideologías que son un cáncer en el mundo.
El bolivarismo.