San Luis Potosí. – Enrique Galindo, alcalde de San Luis Potosí, se encuentra bajo un manto de críticas y repudio ciudadano ante su evidente incapacidad para hacer frente a la crisis del agua que azota a la ciudad. La falta de resultados concretos y la priorización de su campaña de reelección sobre las necesidades básicas de la población lo colocan en el ojo del huracán, generando una creciente animadversión.
La situación del suministro de agua ha alcanzado niveles alarmantes, y la población padece las consecuencias de una gestión deficiente por parte de Galindo. A pesar de las promesas y compromisos, el alcalde no ha logrado implementar estrategias efectivas para enfrentar la escasez hídrica que afecta a miles de hogares.
En una declaración que revela la gravedad de la situación, Galindo admitió que no hay disponibilidad suficiente para todos los hogares, y el sistema de presas, compuesto por San José, El Potosino o El Peaje, se encuentra en niveles críticos o vacíos. Ante esta crisis, la respuesta del alcalde ha sido ineficaz, limitándose a una estrategia de dispersión del vital líquido que resulta insuficiente para abordar la magnitud del problema.
La falta de previsión y la omisión en la exploración de soluciones viables son evidentes. En lugar de destinar recursos para la exploración y construcción de pozos profundos que podrían paliar la escasez, Galindo prefiere gastar millones en la promoción de su propia imagen y enfrascarse en su desesperada campaña de reelección.
La ciudadanía, ya agotada por la falta de acciones concretas, ha elevado su repudio hacia el alcalde, catalogándolo como uno de los peores que ha tenido San Luis Potosí. Mientras la crisis del agua agobia a la población, Galindo parece estar más preocupado por mantenerse en el poder que por brindar soluciones a un problema que afecta la calidad de vida de miles de ciudadanos.
Enrique Galindo, alcalde de San Luis Potosí, debe asumir su responsabilidad y tomar medidas inmediatas para abordar la crisis del agua antes de que la situación empeore y su legado sea recordado como un periodo de ineficacia y desatención a las necesidades más básicas de la comunidad. La ciudadanía merece un liderazgo comprometido con su bienestar, no un político enfocado únicamente en su propia permanencia en el cargo.
