Tamaulipas.- El más reciente reporte de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, correspondiente al tercer trimestre de 2024, ofrece una cruda radiografía del estado de Tamaulipas: Reynosa se posiciona como la ciudad más insegura de la entidad, con un alarmante 73.8% de la población adulta viviendo bajo la sombra del miedo. Esta cifra no solo revela la ineficacia de las estrategias de seguridad implementadas, sino que desnuda la crónica indiferencia de las autoridades locales y estatales ante un problema que ha dejado a Reynosa atrapada en un círculo vicioso de violencia, corrupción y desconfianza.
Mientras Reynosa languidece, ciudades como Tampico demuestran que es posible generar ambientes más seguros, con una percepción de inseguridad del 20%, ubicándose entre las tres ciudades más seguras del país. Esta diferencia abismal plantea una pregunta incómoda: ¿qué se está haciendo mal en Reynosa y qué no se está replicando de los esfuerzos exitosos en otras ciudades tamaulipecas?
Fallas en la estrategia de seguridad: ¿cuáles son las consecuencias?
El contraste entre Reynosa y el resto de las ciudades del estado es un llamado de atención sobre las prioridades de las autoridades. Las cifras de la ENSU muestran que Ciudad Victoria y Nuevo Laredo, con 48.8% y 45.6% respectivamente, también luchan con altos niveles de inseguridad, pero nada comparable con el desbordado 73.8% de Reynosa, que enfrenta secuestros, extorsiones y tiroteos constantes.
Este escenario no solo erosiona la calidad de vida de los reynosenses, sino que impacta profundamente la economía local. Las inversiones huyen, los comercios cierran y la vida cotidiana se ve atrapada en una espiral de incertidumbre. El constante temor de ser víctima de un delito no es una realidad aceptable en ninguna ciudad, y mucho menos en una que ha sido durante años un polo económico del estado.
¿Dónde está la responsabilidad?
Las autoridades de Reynosa parecen más preocupadas por los efectos mediáticos que por las soluciones reales. Los operativos de seguridad, muchas veces anunciados con bombos y platillos, se quedan cortos cuando se trata de ofrecer resultados tangibles. La ciudadanía vive con una creciente frustración ante la falta de respuestas contundentes por parte de quienes deberían estar protegiéndolos.
¿Por qué Tampico ha logrado reducir sus índices de percepción de inseguridad y Reynosa no? Es imperativo que las estrategias exitosas sean replicadas, adaptadas a las particularidades de Reynosa, y no solo quedarnos en las excusas de siempre: la falta de recursos, la complejidad del problema o la “herencia” de administraciones pasadas.
El fracaso de Reynosa es el fracaso de Tamaulipas
Si Reynosa no mejora, Tamaulipas seguirá arrastrando la sombra de la violencia a nivel nacional e internacional. No basta con señalar la gravedad del problema, es necesario exigir un compromiso real y efectivo de las autoridades para poner fin a esta crisis de inseguridad. La percepción ciudadana de inseguridad es solo un síntoma de una enfermedad mayor: la inacción gubernamental y el abandono institucional.
Tamaulipas no puede darse el lujo de tener una ciudad atrapada en el miedo mientras otras logran avances. Es tiempo de actuar, no de seguir viviendo en la pasividad que nos ha llevado hasta aquí.
