Oaxaca de Juárez.- En los últimos seis años, México ha sido el escenario de un dramático aumento en el flujo migratorio, con al menos 13 millones de personas transitando por su territorio en busca de mejores oportunidades en Estados Unidos, según el director general de Coordinación de Oficinas de Representación del Instituto Nacional de Migración (INM), Héctor Martínez Castuera. Este impresionante número refleja tanto las detenciones realizadas por el INM como las entradas exitosas a Estados Unidos, pero también pone en evidencia un sistema de gestión migratoria profundamente deficiente y una crisis humanitaria en expansión.
Martínez Castuera destacó que más de 6 millones de migrantes han sido detenidos por el INM, mientras que las autoridades estadounidenses han reportado el cruce de 7 millones de personas. La presencia de migrantes provenientes de más de 180 países subraya la magnitud del desafío que enfrenta México, que debería estar tomando medidas más contundentes y coordinadas para gestionar esta crisis.
A pesar de los anuncios de la coordinación entre los tres niveles de gobierno, las cifras y las situaciones reportadas pintan un panorama alarmante. La gestión de las caravanas migrantes, especialmente en Oaxaca, muestra un control insuficiente frente a la magnitud del problema. Aunque se asegura que la coordinación ha permitido cierta estabilidad, los desafíos persisten y los problemas de fondo siguen sin ser abordados adecuadamente.
La respuesta del gobierno ante el incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, donde 40 migrantes murieron en marzo de 2023, es particularmente preocupante. La falta de acción inmediata y la deficiencia en las medidas de seguridad, como la ausencia de apertura de las puertas de las celdas durante el incendio, revelan un sistema de protección y respuesta desorganizado y desatendido. Las promesas de mejorar las condiciones de las estaciones migratorias con puertas de ventilación y sistemas de agua no pueden compensar las deficiencias estructurales que llevaron a esa tragedia.
Además, la afirmación de que se han dado de baja a 3,340 elementos del INM por corrupción es un intento de enmascarar la falta de una estrategia integral para abordar el problema. La corrupción y el abuso dentro del INM han sido problemas persistentes, y aunque la depuración de personal es un paso necesario, no resuelve la crisis estructural y operativa que enfrentan los migrantes.
Las medidas anunciadas, incluyendo la revisión y la actualización de las estaciones migratorias, son pasos hacia adelante, pero insuficientes frente a una crisis que requiere una reforma integral y una estrategia clara y eficaz. México necesita una respuesta más robusta y humana para gestionar el flujo migratorio y proteger a quienes buscan refugio en su territorio.
