Chilpancingo, Guerrero – La capital de Guerrero vivió un lunes inusual, marcado por la consternación, el miedo y el dolor tras el brutal asesinato del alcalde Alejandro Arcos Catalán, cuyo cuerpo fue hallado decapitado el domingo. Miles de personas se congregaron en el centro de Chilpancingo para dar el último adiós al edil, mientras la exigencia de justicia se hacía cada vez más fuerte.
El féretro de Arcos Catalán recorrió las principales calles de la ciudad, acompañado por aproximadamente 600 personas que no dejaban de corear “¡Justicia!” y “¡Presidente!”. El cortejo llegó hasta la Catedral, donde se realizó una misa de cuerpo presente, mientras los rostros de los asistentes reflejaban el coraje e incredulidad ante el crimen.
El ambiente en la explanada del zócalo estaba cargado de emociones intensas. A medida que el ataúd avanzaba, surgieron nuevos gritos: “¡Fuera Evelyn!”, “¡Fuera Félix!”, “¡Fuera Morena!”, señalando a la gobernadora Evelyn Salgado y a su padre, el senador Félix Salgado Macedonio. El clamor popular exigía una respuesta contundente frente a un asesinato que sacudió la vida política y social de la región.
Las Dudas y el Silencio Oficial
El secuestro y asesinato de Alejandro Arcos ha dejado más preguntas que respuestas. Hasta el momento, ni la Fiscalía General del Estado (FGE) ni el gobierno de Guerrero han emitido explicaciones claras sobre las circunstancias del crimen. No se sabe exactamente dónde fue secuestrado el alcalde, ni qué ocurrió con su equipo de seguridad.
Las versiones no oficiales sugieren que Arcos pudo haber sido retenido durante una gira en las colonias Plan de Ayala y Yerbabuena, pero ninguna autoridad ha confirmado detalles sobre su desaparición. Su cuerpo fue encontrado en la colonia Villa del Roble, cerca del libramiento a Tixtla, en un hecho que parece haber ocurrido horas después de su privación de libertad.
Ante el vacío informativo, Mario Ruiz Valencia, dirigente del PRD en Guerrero, pidió a la Fiscalía General de la República que atraiga el caso, argumentando desconfianza en las autoridades locales para resolver un crimen de tal magnitud.
Un Grito que No Calla
El cortejo fúnebre concluyó con la inhumación de Arcos Catalán en un panteón privado, pero la tensión persiste en Chilpancingo. Mientras las autoridades guardan silencio, la población exige respuestas inmediatas. Este lunes, marcado por el dolor y la indignación, será recordado como el día en que la capital de Guerrero se alzó pidiendo justicia para un alcalde cuya vida fue arrebatada brutalmente, dejando tras de sí una estela de incertidumbre y temor.
El clamor de justicia no cesa en Chilpancingo, donde la violencia política ha dejado una profunda cicatriz.
