Este fin de semana, dos ataques armados en bares de Querétaro y Cuautitlán Izcalli, Estado de México, cobraron la vida de 16 personas, dejando además numerosos heridos y aumentando la preocupación de la población ante la creciente violencia. La similitud en los patrones de los ataques y la brutalidad de los agresores ha encendido las alarmas entre las autoridades y la sociedad.
Ataque en “Los Cantaritos” de Querétaro
La tragedia en Querétaro ocurrió el sábado por la noche en el bar “Los Cantaritos”, ubicado en la Avenida Circunvalación. Testigos relatan que un grupo de cuatro hombres armados irrumpió en el lugar y abrió fuego indiscriminadamente contra los clientes, dejando un saldo de 10 personas muertas —siete hombres y tres mujeres— y al menos 13 heridos. La escena fue caótica, con los atacantes utilizando armas largas y sembrando el pánico entre quienes se encontraban en el establecimiento.
El gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, ordenó un operativo de búsqueda para capturar a los responsables. Hasta el momento, uno de los sospechosos ha sido detenido y el vehículo en el que los agresores huyeron ha sido asegurado. Kuri también ha instruido brindar atención médica a los heridos y apoyo psicológico a los familiares de las víctimas.
Ataque en “Boing Bling” de Cuautitlán Izcalli
El domingo por la noche, otro ataque similar sacudió el municipio de Cuautitlán Izcalli en el Estado de México. En el bar “Boing Bling”, hombres armados dispararon contra los presentes, dejando seis muertos y seis heridos. Entre las víctimas se encuentran dos mujeres y cuatro hombres, dos de los cuales —“Fredy” y “El Oso”— habrían sido los objetivos del ataque debido a su presunta vinculación con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y actividades de extorsión y narcomenudeo en la zona.
Similitudes en los ataques: ¿una nueva ola de violencia criminal en zonas urbanas?
Ambos ataques ocurrieron en lugares de entretenimiento durante el fin de semana y comparten un patrón preocupante: grupos armados ingresaron en los establecimientos y dispararon sin previo aviso, generando múltiples víctimas mortales. Esta similitud ha desatado temores sobre la posible expansión de disputas entre grupos criminales en zonas urbanas, poniendo en peligro a la población civil.
Las autoridades en Querétaro y el Estado de México han desplegado operativos de seguridad en respuesta a estos hechos. Sin embargo, la brutalidad de los ataques ha generado cuestionamientos sobre la efectividad de las medidas de seguridad en estos espacios de recreación y sobre la capacidad de las autoridades locales para frenar la escalada de violencia que afecta a la población civil de manera fortuita.
Un llamado urgente a fortalecer la seguridad
Estos eventos subrayan la vulnerabilidad de los espacios públicos en México y la necesidad de medidas más efectivas para garantizar la seguridad de los ciudadanos. La expansión de las disputas criminales en zonas de recreación representa una grave amenaza y plantea la pregunta de si las autoridades están realmente preparadas para contener esta violencia y proteger a los civiles.
