Ciudad de México, 8 de Noviembre de 2020.- Quitando a sus 3.6 millones de seguidores en twitter y sus 2.7 millones de cuentas entre falsas y personas que incentivan el odio, y se dicen sus más fieles seguidores, los más fanáticos, López Obrador se ha quedado solo en sus siempre infundadas acusación contra la oposición neoliberal, y lo ratificó mas ante su negativa a reconocer a Joe Biden como el 46 presidente de los Estados Unidos.
La referencia de su gobierno, ha sido estar rodeado por extremistas, fanáticos, oportunistas y todos aquellos que de buena fe lo votaron creyendo que de veras mejoraría las vidas de aquellos que han sido sistemáticamente dejados afuera por el sistema desde hace décadas.
La economía en nuestro país se está hundiendo, los homicidios están aumentando a un ritmo récord y el número de muertos por COVID-19 ha superado los 90.000. Para cualquier otro líder mundial, el torrente de malas noticias podría presagiar un ajuste de cuentas político. No para López Obrador.
Y a pesar de que el populista de izquierda vio subir su índice de aprobación del 56% en junio al 62% en septiembre, según una encuesta del periódico El Financiero, convirtiéndolo en uno de los líderes más populares del mundo, hoy se le ve disperso, divagando y sin una respuesta que pueda atender las prioridades emergentes de este país, como una simple inundación.
“El principal reclamo desde los tiempos de Madero, es el desazolve”, frase que aventó en su discurso el pasado fin de semana, en la emergencia de Macuspana Tabasco donde prefirió volar en helicóptero, que meterse a recorrer la zona donde existen más de 90 mil damnificados.
Son muchas las heridas abiertas y el odio engendrado, como para que el presidente siga siendo apoyado por sus 30 millones de correligionarios, según sus cifras y las de su Rasputin Jesus Ramirez Cuevas. La realidad es otra, ni sus correligionarios ni los directivos de las grandes empresas afines al Gobierno de la transformación le han apoyado.
“Su anillo al dedo”, le ha permitido manejar la crisis de los empresarios, para con el dinero, robado o recolectado, de los fideicomisos manipular perversamente el hambre con sus proyectos de apoyo clientelar.
Vaya, ni los 395 mil jóvenes que reciben $3,748.00 de las supuestas empresas solidarias vinculatorias, las cuales son de empresarios, que solamente les extienden una carta de estudio a ese número de ninis que solamente se la pasan incentivando el odio desde las redes sociales.
Lopez Obrador representa la triste y próxima culminación de un mandato populista que ha usado la polarización ideológica como principal herramienta para ejercer el poder, dejando un país aún más dividido y descontento que el que se encontró cuando ocupó su cargo hace dos años.
“No estoy solo” sentenció el pasado mes de junio durante su conferencia luego de los mítines de FRENAAA; nosotros tenemos otros datos.
Y para qué decir de su guerra diaria con con las grandes corporaciones tecnológicas como Google y Twitter, que representan una quinta parte del valor total de Wall Street, y más que una de ellas Youtube le paga por publicitar más de un millón de pesos mensuales. Para que lapidar a la prensa de la cual sirvió durante 18 años…
Con el madruguete de darle todo el poder a una Guardia Nacional, que no son más que ciudadanos y ex delincuentes con un arma, no quiero imaginar cuando, una Conspiración Septembrina en la cabeza de López obrador ya que desatara una cacería contra la crítica y la ciudadanía en este país “aun” de pocas libertades.
La culpa no es de López, si mueren de COVID, pero sí tuvo la responsabilidad de cerrar todo a tiempo.
La ciencia está ausente del debate público, de las preocupaciones sociales, de la mayoría de las universidades, de los gobiernos. Las consecuencias son evidentes.
Las estadísticas son materia oscura para los medios de comunicación y los políticos.
¿Enserio nos ciega tanto la ideología como para no ver los abusos de poder y el atentado que se comete contra nuestros derechos fundamentales?
La unión en la defensa, los contrapesos y una oposición realmente inteligente y unida es más necesaria que nunca para poder hacer frente a los enormes desafíos que se nos han echado encima.
Y estos son, no olvidemos, el control de la pandemia y la salida de la crisis económica. ¿Hay esperanza?
Sí el 2021, para que Lopez siga solo y como Trump, se vaya.